Las nuevas corbetas de la Armada, más cerca: luz verde a la construcción de los dos primeros prototipos
La española Navantia ha firmado junto a la italiana Fincantieri, la francesa Naval Group y Naviris (Francia/Italia) el acuerdo inicial del consorcio que tiene como objetivo regular la ejecución de la segunda fase del Proyecto de Corbeta Modular y Multirrol (MMPC). La firma ha tenido lugar el marco de la feria Euronaval que se celebra en París, tras la selección por parte de la Comisión Europea en mayo de 2024 de la propuesta presentada el 22 de noviembre de 2023 por un consorcio de tres astilleros europeos y Naviris. Se espera que este consorcio sea acompañado por la empresa de ingeniería griega Hydrus.
El Acuerdo de Subvención relevante para la Convocatoria 2 se discutirá con OCCAR-EA, por delegación de la Comisión Europea. Basándose en el proyecto fundacional MMPC Convocatoria 1 (2021) y en el marco de PESCO, el compromiso de la industria se intensifica en la Convocatoria 2 de MMPC y está respaldado por la selección de la propuesta por parte de la Comisión Europea (CE) para el presupuesto máximo del EDF de 154,5 millones de euros. Para este nuevo paso, el compromiso de cofinanciación de Italia, España, Francia y Grecia reflejará una inversión compartida en los objetivos comunes de seguridad y defensa delineados por PESCO y la Comisión Europea.
La segunda fase del Proyecto MMPC tiene como objetivo completar el diseño de las corbetas e integrar bloques tecnológicos innovadores que permitirán a los buques albergar varios sistemas y cargas útiles y realizar una gama más amplia de tareas y misiones.
Además, la segunda fase del proyecto abarcará el inicio de la producción de los dos primeros prototipos de las corbetas: una versión de Misión de Largo Alcance (LRM) y una versión de Misión de Combate Completo (FCM) que constituirán una base para las futuras flotas nacionales de corbetas avanzadas con el objetivo final de expandir el nivel de comunalidad, interoperabilidad y estandarización entre las diferentes marinas de los Estados miembros y contribuir a cinco elementos clave para la autonomía europea: Economía, Defensa, Tecnología, Industria y Seguridad.
Basado en tecnologías innovadoras y disruptivas, la nueva clase representará un grupo de buques inteligentes, innovadores, asequibles, sostenibles, interoperables y flexibles diseñados para cumplir con una amplia gama de misiones en un contexto en constante evolución. Dependiendo de los requisitos especificados por cada Armada, los buques podrán llevar a cabo una amplia gama de misiones en contextos operativos tan diversos como la vigilancia en alta mar con un alto grado de autonomía, o misiones costeras.
La Corbeta de Patrulla Europea (EPC) es un programa al que se han sumado oficialmente cinco Armadas (Italia, Francia, España, Grecia y Noruega, mientras que Rumanía, Irlanda y Portugal son observadores) para definir conjuntamente las necesidades de un buque de unos 110 metros de largo y 3.000 toneladas capaz de sustituir en los próximos años a algunos de los barcos de estas marinas de guerra.
El proyecto cuenta con el apoyo de la Comisión Europea y los Estados miembros participantes. La Comisión Europea abrió una convocatoria denominada MMPC (Modular and Multirole Patrol Corvette) para la cual Naviris coordinó la elaboración de una propuesta reuniendo la experiencia de un consorcio europeo (40 empresas en 12 países) que se presentó en diciembre de 2021. Esta propuesta fue seleccionada en julio de 2022 y recibió una subvención del FED y cofinanciación nacional de los Estados miembros para una fase inicial de dos años de diseño, desarrollo tecnológico y definición de metodologías, reglas y estándares de trabajo comunes.
La idea inicial de la Armada para la versión española de la corbeta europea era la de un patrullero de altura, lo que se conoce popularmente como OPV (Offshore Patrol Vessel) pero evolucionado a la máxima expresión tecnológica. Un buque de segunda línea, capaz de llevar a cabo misiones de vigilancia y patrullaje a largas distancias con una capacidad ofensiva media, sin llegar al blindaje y los sistemas de armas de una fragata, que sería la primera línea. Luego llegó la guerra de Ucrania y todo lo que tuviera que ver con sistemas de defensa se revisó. Y se revisó al alza. Ahora no se descarta dotar a la patrullera de sistemas más avanzados, tanto defensivos como ofensivos.
Un concepto modular
Lo bueno es que el propio proyecto de la corbeta permite esto y más. El buque tiene de inicio un concepto modular que partirá de un monocasco de entre 100 y 110 metros de eslora, un calado inferior a los cinco metros y una capacidad de desplazamiento de 3.500 toneladas como máximo gracias al empuje de dos motores diésel y otros dos eléctricos que permitirán una velocidad máxima de 24 nudos. A popa tendrá una cubierta de vuelo para helicópteros y un área para operar vehículos aéreos remotamente tripulados. En este esquema común, cada país irá incorporando los sistemas que decida. En el caso de la patrullera de largo alcance, el requisito es que los motores deberán ofrecer una autonomía de 8.000 millas náuticas a medio gas (unos 45 días de navegación a 14 nudos), lo que les permitiría operar tranquilamente en puntos muy alejados de territorio nacional, como las misiones de la Armada en el Golfo de Guinea o de lucha contra la piratería en el Índico. En el caso del buque de combate, el armamento será lo que marque la diferencia y ahí cada país decidirá.
En España, la Armada contempla que los BPM puedan realizar tanto misiones de patrullaje y vigilancia puras y duras como misiones de escolta limitada de unidades de porte menor, como agrupaciones de cazaminas, mando de grupos de ataque de superficie, así como apoyo al despliegue en tierra de unidades anfibias y de fuerzas de operaciones especiales. Es decir, un pasito más que un simple patrullero de segunda línea pero sin llegar a ser un buque de primera línea.
Seis corbetas para España
España estaría interesada en contar con seis corbetas, que se llamarán oficialmente Buques de Protección Marítima (BPM), para sustituir a los patrulleros de altura de la clase Serviola (Atalaya, Centinela, Serviola y Vigía) y las excorbetas, transformadas en patrulleros, de la clase Descubierta (Infanta Cristina e Infanta Elena).
La participación de la española Navantia en este proyecto no es testimonial. El astillero español tiene ahora mismo en el mercado la que puede ser la corbeta más moderna de Europa, la vendida a Arabia Saudí, un buque calificado en más de una ocasión como “pequeño pero matón” por que pese a su tamaño va fuertemente armado al punto de tener misiles antiaéreos o torpedos. Además, la Armada aportará su experiencia con los Buques de Acción Marítima (BAM) que ya llevan una década en servicio y, aunque de menor tamaño, siguen el concepto de patrullero de altura que ahora se propone.