El cliente siempre tiene razón y los votantes nunca se equivocan. Con esas premisas, que no siempre son verdaderas, funcionan los negocios, privados y públicos, que quieren prosperar. Los ciudadanos tienen razón, debería haber concluido Sánchez después de huir con el rabo entre las piernas de la dana vecinal que se desplomó sobre su cabeza el pasado domingo en Paiporta. Pero su conclusión fue distinta. A las pocas horas de haber dejado solos a los Reyes frente a la indignación popular publicó en las redes sociales un mensaje en el que calificaba a sus increpadores de «violentos absolutamente marginales». Al parecer, sólo los energúmenos se arracimaron a su alrededor para insultarle y apedrearle. No diré que ma parezca bien que...
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