Gestos tan sencillos como dedicar los primeros días de clase a conocerse, a través de juegos, en lugar de meterse de lleno con los libros de texto, puede ayudar a conseguir un aula más unida y evitar que se formen grupos o que surjan conflictos. Junto a esta medida, el simple hecho de apuntar en una pizarra todo lo que se va a hacer durante una clase sirve para reducir la incertidumbre de los estudiantes y que estén más centrados.