¿A qué visión le da crédito la realidad?
Una revisión más detallada del Paquete Económico para 2025 lleva a concluir que los participantes en los mercados financieros se enfocaron en tres aspectos centrales de la política fiscal: el déficit público proyectado; los supuestos económicos, particularmente crecimiento del PIB y tipo de cambio, así como el apoyo gubernamental para Pemex.
Como se sabe, el déficit proyectado para 2025 es de 3.9 por ciento del PIB, en forma ampliada, esto es, bajo la definición de los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP).
Según la estimación de la Secretaría de Hacienda, los RFSP ascenderán a 5.9 por ciento del PIB en 2024, lo que supone un ajuste a la baja del déficit público en dos puntos porcentuales de un año a otro.
Estas cifras, junto con un nivel de deuda pública de 51.4 por ciento del PIB, “representan un esfuerzo significativo de consolidación fiscal”, destacó el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, en el acto de entrega del Paquete Económico en la Cámara de Diputados.
“Yo creo que se tiene que aplaudir una consolidación de dos puntos porcentuales, no cualquiera se avienta”, enfatizó Gabriel Casillas, economista en jefe para América Latina del banco Barclays.
“Estamos hablando de una baja del 5.9 por ciento estimado para este año al 3.9 por ciento en el 2025. Es una consolidación que debe de mandar una buena señal para los mercados”, abundó en entrevista.
En cuanto al crecimiento de la economía mexicana, la estimación para 2025 se ubica en rango de entre 2 y 3 por ciento anual, que refleja una situación bastante optimista para el futuro comparado con lo que prevé la mayoría de los analistas.
“Dicho pronóstico (…) representa el inicio de una trayectoria de crecimiento incluyente durante la presente administración, capaz de permear en el bienestar de la población”, señala el Paquete Económico.
También se considera un crecimiento anual del PIB de 2.3 por ciento para las estimaciones de finanzas públicas, “con el objetivo de contar con un escenario de ingresos presupuestario prudente”, según el documento.
Casillas reconoce que, en términos de los supuestos, “sí hay algo de optimismo en el crecimiento económico, pues la mayoría de mis colegas anda entre 1 y 1.2 por ciento; yo soy de los optimistas, pero estimo 1.4 por ciento”.
Además, se prevé que el tipo de cambio se ubique en 18.5 pesos por dólar al cierre del 2025, estimación que también “se antoja algo optimista”, dice el economista de Barclays.
Sin duda, es un supuesto optimista frente al pronóstico del consenso de analistas.
Sobre el apoyo que recibirá Pemex, son 136 mil 235 millones de pesos –siete mil 364 millones de dólares al tipo de cambio previsto– durante el próximo año para que pueda pagar amortizaciones de deuda de mercado y créditos bancarios.
El problema es que Pemex, que “ha estado quemando mucho efectivo, necesitaría no nada más para pagar sus necesidades de financiamiento, sino también para invertir en capital”, indica Casillas.
Es muy difícil cuadrar el presupuesto, pues se está queriendo hacer una consolidación fiscal sin quitar recursos a los programas sociales, pero también se tiene que hacer una elección en el Poder Judicial que es del mismo tamaño o más grande que la elección presidencial y donde, además, se tiene que hacer una inyección de capital de Pemex enorme, agrega el experto.
Al respecto, se está cuestionando que el costo de la elección judicial en 2025 será de 13 mil millones de pesos, pero a Pemex se le darán 136 mil millones, esto es “10 veces más en inyección de capital para que siga a flote”, apunta el economista de Barclays.
Entre los principales riesgos para la estabilidad financiera del país destacan potenciales ajustes en las calificaciones crediticias soberana y de Pemex.
En este contexto son importantes los análisis que se formulen sobre el Paquete Económico, la política fiscal del gobierno propuesta para el próximo año y las proyecciones económicas que la Secretaría de Hacienda entregó al Congreso el viernes.
Sobre todo si las principales agencias calificadoras revisan la calificación sobre la deuda soberana y de Pemex, como lo acaba de hacer Moody’s al ratificar la nota de México en Baa2, pero modificando la perspectiva a negativa desde estable.
El panorama en los tres frentes –déficit, crecimiento y Pemex– sigue siendo retador.