Hace poco la prensa informaba del encargo municipal de un 'Plan de Infraestructura Verde y Azul, para renaturalización y mejora de la riberas urbanas y de otras zonas de la ciudad con posibilidades de subvención de fondos europeos cercana a los cuatro millones de euros. Con esa acción el Ayuntamiento parecía comprometerse con una estrategia medioambiental para la ciudad, puesto que ese plan debería repercutir no sólo en las riberas del Tajo y calidad de sus aguas sino en el saneamiento y acondicionamiento de todos los cauces que vierten a él y de todas las zonas verdes existentes, que tendrían que incluir, lógicamente, los intersticios entre barrios mediante fórmulas de enverdecimiento análogas a las que el Ayuntamiento madrileño promueve con el 'Bosque Metropolitano' y la Comunidad de Madrid con el 'Cinturón Verde'. También el presidente regional hacia declaraciones en favor del paisaje cultural , a la vez que anunciaba la pronta publicación de una Ley de paisaje , como las de otras comunidades, que se supone ya avanzada desde sus inicios de elaboración en 2018. Ese compromiso con el paisaje y la naturaleza parecía firme cuando la Junta de Comunidades lleva tiempo trabajando en un Decreto para la aprobación de la Estrategia Regional de Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológica. Todo eso, como el encargo por el Ayuntamiento de un 'Plan Verde y Azul' para la ciudad no podía resultar más esperanzador para avanzar en la mejora medioambiental y en la reducción de emisiones de CO2 por sus efectos sobre el clima. Y esa ilusión por el paisaje y la restauración ecológica se hace aún mayor cuando se comprueba que el principal hecho diferencial de nuestra ciudad frente a cualquier otra no es sólo su historia y sus monumentos, sino la calidad de sus paisajes y sus valores medioambientales. Nada de nuestro pasado y de nuestro futuro se puede entender sin referencia a ellos. Satisfacía comprobar una a parente sintonía del Ayuntamiento y del Gobierno regional para impulsar propuestas de renaturalización que, por otra parte, no son sino respuesta a los mandatos del Pacto Verde, a la Estrategia de Infraestructuras Verdes que la UE promueve desde 2013 y a su Estrategia sobre Biodiversidad con el horizonte de 2031. Además, toda esa acción de protección, restauración, creación y mejora de las infraestructuras ecológicas, especialmente necesaria en el pasillo fluvial del Tajo , encuentra referencia estatal en la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas de 2021 y en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, también de 2021, con lo que se espera alcanzar la neutralidad carbono para 2050 de acuerdo con los objetivos de la cumbre del clima de Paris de 2015. Comprobamos, pues, como el Ayuntamiento y el Gobierno regional parecían querer aplicar políticas medioambientales de la UE que son de obligado cumplimiento, daba la impresión de que las administraciones sabrían colaborar para recuperar los valores del río y su entorno como corredor verde y de biodiversidad. De esa colaboración cabría esperar acciones concretas aún pendientes como la declaración del Torno del Tajo como Monumento Natural o/y la declaración de Paisaje protegido para todo el Valle del Tajo al paso del río por Toledo , recogiendo figuras para la protección de la naturaleza contenidas en la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad de 2007. Estábamos convencidos de que la Junta de Comunidades no dudaría ahora en incluir el tramo del Tajo entre Algodor y el embalse de Castrejón dentro de la Red Natura 2000 de la Unión Europea, pues ambos espacios ya son parte de esa Red europea de la naturaleza desde hace años, sólo falta unirlos. Es también la ocasión de superar la contradicción entre la orilla izquierda del Tajo hasta Algodor, perteneciente a la Comunidad de Madrid, que está incluida en esa Red Natura 2000, y la orilla derecha, de la Junta de Comunidades, que sorprendentemente no lo está. Indudablemente, todo eso vendría avalado por la riqueza florística y faunística del entono de Toledo, como se identifica documentalmente a través de los datos de la naturaleza del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Sin embargo, todo ese horizonte de ilusión para avanzar hacia un Toledo más azul y más verde, se ve frustrado ante proyectos de ambas administraciones opuestos a la renaturalización del pasillo fluvial del Tajo y que someten a incertidumbre antes de nacer el propio 'Plan Verde y Azul para Toledo'. En esa situación se encuentran proyectos ya denunciados por la plataforma 'Toledo, Sociedad, Patrimonio y Cultura': la construcción de viviendas sobre el yacimiento arqueológico de Tenerías y Baños Árabes, la edificación de un hotel de 5 plantas en La Cava , la construcción de un auditorio próximo al Parador de Turismo, y la Ciudad del Cine en Polvorines , lo que ahora se presenta como operación estrella de un urbanismo promovido por el Gobierno regional sobre lo que hoy es parque público al que los toledanos acuden a pasear y a hacer deporte , a sólo 25 metros de distancia de la urbanización del Ángel y a 60 metros de una gasolinera. El actual PMOU de 1986 califica el suelo de Polvorines de protección de cauces y de equipamiento urbano deportivo , nada que ver con lo que nos presentan el presidente regional y el Ayuntamiento para una zona de excepcional valor medioambiental y paisajístico, por eso doblemente inmortalizada por Aureliano de Beruete en 1895. El proyecto se presenta como fuente de generación de empleo , como siempre que se quiere justificar cualquier cambio de uso del suelo que se traduce en operación especulativa, y en este caso, en una privatización de suelo público que se hurta al libre disfrute ciudadano. Lo que s e ofrece es conversión de naturaleza en cemento , impermeabilización del suelo con todo lo que eso supone de impacto negativo medioambiental, repitiendo actuaciones anteriores también impulsadas por el mismo gobierno regional con efectos manifiestos sobre el paisaje y el medioambiente. Al igual que antes, no hay la menor oposición a la instalación de la Ciudad del Cine en Toledo , todo lo contrario, pero sí a su ubicación en el corredor de biodiversidad que es el río, en una de las zonas de la ciudad de mayor valor medioambiental y paisajístico, y sobre todo, cuando hay otras múltiples opciones para su localización. Difícilmente se puede conciliar esa operación de artificialización de un suelo que es parque público con las directrices medioambientales europeas y menos costearla con fondos europeos en una zona como esa, y ya no digamos pretender justificarla como intervención para mejora de calidad ambiental. La Ciudad del Cine en Polvorines supondría más cemento en la ribera del Tajo, sumándose a la construcción del hotel de la Cava, y aguas arriba, a la edificación de viviendas en Tenerías y de un auditorio en Cigarrales, desde el lugar que sirvió de observación a Joris Hoefnagel para representar la ciudad en 1575 y 1595. En definitiva, absolutamente t odo lo contrario de lo que se debe hacer en el pasillo fluvial del Tajo. ¿Se imaginan los toledanos la nueva vista de la ribera del Tajo al contemplar desde las inmediaciones del instituto Sefarad un hotel de 5 plantas y una Ciudad del Cine en Polvorines, eliminado dos espacios verdes de excepcional calidad ambiental y paisajística que solo necesitan atención forestal para su conservación y mejora? ¿Estarán los vecinos de la apacible urbanización del Ángel, a sólo 25 metros de la Ciudad de Cine, dispuestos soportar molestias acústicas y de circulación de camiones, autobuses y vehículos de todo tipo en una carretera de escasa anchura y de difícil maniobrabilidad? ¿Podrá alguien entender que la Ciudad del Cine, una actividad industrial, suponga una mejora medioambiental para Polvorines con aumento de alturas y volúmenes edificatorios e impermeabilización de suelos naturales? Realmente si se llevan a cabo todas las actuaciones indicadas de sustitución de naturaleza por cemento en las riberas del Tajo, el confesado amor de nuestro gobierno regional por el paisaje y el medioambiente quedaría muy cuestionado. Y lo mismo ocurriría con el Ayuntamiento . Y por otra parte, también es más que cuestionable que se esté dispuesto desde Bruselas a aceptar la utilización de fondos europeos para actuaciones contrarias al Pacto Verde de la UE y a sus estrategias de restauración ecológica y neutralidad del carbono para 2050, auténticas claves de su política territorial. Confiamos pues que este artículo contribuya a que los responsables en la gestión del territorio y en la conservación y mejora de los valores patrimoniales, paisajísticos y medioambientales de nuestra ciudad sean conscientes de los riesgos a los que se les somete innecesariamente, y todo junto al río, lo que exigiría además conformidad previa de la Confederación Hidrográfica del Tajo. Solicitamos, pues, de nuestras autoridades la paralización de los proyectos de urbanización y artificialización de los suelos próximos al río y que trasladen el proyecto de Ciudad del Cine a otra ubicación , no en zona de valor ambiental y a escasos metros de zona residencial ya consolidada con los inconvenientes que supone para las personas. Y desde luego, es exigible al Ayuntamiento las labores de conservación y saneamiento del parque de Polvorines que no realiza y que explican la actual sensación de abandono de la zona.