Hemos visto muchos
intercambios de motores a lo largo de la historia, y más todavía desde el auge de las redes sociales. En la mayoría de casos, el asunto consiste en sacar el motor de
una motocicleta de alta cilindrada y colocarlo en otro tipo de vehículo. Hemos visto desde carritos de golf con motores de una Yamaha R1 hasta microcoches con motores Hayabusa, y es que en Internet
todo es posible.
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