Existe un miedo casi instintivo ante la aparición de tecnologías disruptivas y su impacto en el mercado laboral, donde acaba con determinados trabajos y provoca la aparición de otros nuevos. Ocurrió con la electrificación, la informática y la inteligencia artificial (IA) no es la excepción . Sin embargo, en este último caso, se da la paradoja de que puede ser una potente herramienta para incorporar al empleo perfiles que hasta el momento no se tenían en cuenta, ofreciendo perfilados más precisos que facilitan su contratación. Bautizada como EMI, el Gobierno gallego presentó el pasado mes de junio su propuesta pionera para incorporar la IA a la búsqueda de empleo, una herramienta que permita a los demandantes crear un perfil donde se tienen en cuenta las habilidades y destrezas del interesado, ofreciendo alternativas en empleos que se ajusten a estas necesidades. «Una herramienta que no sustituye en ningún caso a un orientador laboral, pero sí le ayuda a afinar esa orientación hacia qué ocupaciones se tiene que dirigir la persona demandante de empleo», señala la directora general de Formación y Cualificación para el Empleo, Zeltia Lado. Un paso más en la aplicación de la denominada IA generativa, capaz de crear imágenes, texto o vídeo –en este caso perfiles–, ya que desde las administraciones se emplea el 'machine learning' desde los años 90. Una IA más básica que se emplea para usos específicos, como calcular el riesgo de operaciones financieras o la posibilidad de impago ante un préstamo en el caso del Ministerio de Hacienda. Pero EMI, además de ofrecer un perfil laboral, tiene la capacidad de predecir las tendencias a futuro del mercado laboral , en este caso en Galicia, ofreciendo incluso formaciones destinadas a cubrir los puestos que serán requeridos en un futuro. De momento, la Xunta de Galicia afirma que ya se han perfilado 20.000 personas a través de esta herramienta, lo que ha permitido reincorporar al mercado laboral a 3.700 desempleados, aunque cuentan con alcanzar la cifra de 70.000 perfiles para septiembre de 2025. Pero el salto cualitativo que implica integrar la IA generativa no viene exento de retos, como indica el profesor de Inteligencia Artificial en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), Juan Ignacio Rouyet. El doctor destaca dos tipos de errores, por una parte el sesgo y por otra las alucinaciones . El primer caso se entiende claramente a través de ejemplos, como cuando se le pide a la IA crear imágenes de abogados y el resultado es que todos son hombres y un 80% de los mismos de etnia blanca. Ocurrió en un estudio de Bloomberg, donde también se apreció el sesgo a la contra, ya que al pedirle imágenes de profesores, el 70% eran mujeres. Todo ello teniendo en cuenta que dicho estudio se elaboró en inglés, donde tanto abogado (lawyer) como profesor (teacher) son palabras neutras, igualmente utilizadas para hombres y mujeres. Por otra parte se encuentran las alucinaciones, cuando la IA da un resultado que aparentemente no responde a los datos de entrenamiento. Rouyet pone como ejemplo un caso en el que se le pregunta a ChatGPT cómo obtener silicio en una dieta debido a sus beneficios y esta responde que la solución es ingerir cristales porque contienen mucho silicio. Por ello, el profesor incide en la necesidad de que exista siempre una supervisión humana que controle posibles comportamientos inapropiados o dañinos. Comenta cómo en sus clases han tenido numerosos debates al respecto de si debe haber procesos completamente automatizados, pero su respuesta es tajante: «No, sobre todo si hablamos de la administración pública». A la espera de ver el potencial de EMI, la Xunta se centra en desarrollar nuevas funcionalidades, como ofrecer a los desempleados tests de autoevaluación para incorporar competencias blandas a su perfil a través de sus teléfonos móviles, tal y como mostró el viernes el consejero de Empleo, Comercio e Inmigración, José González, durante la presentación de EMI en la Casa de Galicia en Madrid. Tras la entrada en vigor de la Ley Europea de Inteligencia Artificial en agosto del presente año, es el turno de los Estados miembros para adaptar la normativa a sus países y que comiencen a incorporarla en sus respectivas administraciones. Una legislación donde se establecen cuatro niveles de riesgo (de mínimo a inaceptable) para evitar un perjuicio en los ciudadanos de la Unión. No es para menos, pues ya se han dado casos polémicos dentro de Europa, además de casos fuera de la Unión, como el crédito social chino –que asigna a cada persona una puntuación en función de si son mejores o peores ciudadanos–. También hay casos como el uso de la IA en Países Bajos para determinar la probabilidad de que un ciudadano pueda delinquir, con las implicaciones sociales y judiciales que acarrea, juzgando a particulares por acciones que no han llegado a cometer.