Con ventilador: las estrategias político-comunicacionales de Pancho Orrego
Diversos estudios coinciden en que la Convención Constitucional, el primer órgano que elaboró una propuesta de Carta Magna, tuvo un cisma comunicacional el 31 de marzo de 2022. Ese día, mientras frente a la sede del Congreso en Santiago la banda tropical La Sonora Tommy Rey interpretaba arriba de un camión sus grandes éxitos para exigir el reconocimiento de los derechos de autor en la propuesta constitucional, Las Últimas Noticias irrumpió en su portada con el convencional Bernardo Fontaine (independiente en cupo de Renovación Nacional) con el título “Los trabajadores ya no serán dueños de sus ahorros previsionales”. La frase era malintencionada y deshonesta porque el borrador no señalaba aquello. Sin embargo, esta idea echó raíces y se repitió intensa e intencionadamente durante la campaña del “Rechazo” hasta el día del plebiscito.
Detrás de esta campaña estuvo el abogado y actual candidato a gobernador por la región Metropolitana, Francisco Orrego Gutiérrez (Renovación Nacional), quien con un millón 177 mil 187 votos (27,59%) disputará una segunda vuelta con Claudio Orrego Larraín, actual gobernador. “Pancho”, como se autodefine, fue asesor de contenidos y legislativo de Fontaine durante su participación en la Convención, además de creador y vocero de la organización “Con Mi Plata No” que en el primer proceso constitucional llamó a rechazar.
Un estudio sobre desinformación realizado por Plataforma Contexto señala que durante 2022, 876 publicaciones de 103 convencionales correspondían a desinformaciones. El peak fue, precisamente, Fontaine en la portada de Las Últimas Noticias ese 31 de marzo.
La estrategia comunicacional desplegada por Orrego Gutiérrez fue intelectualmente deshonesta, pero muy eficaz en nuestra sociedad ahogada en eslóganes. Apeló a la fragilidad que arrastra la discusión sobre las pensiones en Chile, a la emocionalidad de los votantes y a la posibilidad de transformar las intervenciones televisivas de Fontaine en clips viralizables que, finalmente, se multiplican en redes sociales en no más de 280 caracteres o reels de 90 segundos.
Orrego Gutiérrez es un panelista estable del programa de TV cable “Sin filtros”, un espacio reconocido por su virulencia discursiva y en el cual el que grita e insulta más es el ganador. O pareciera tener la razón. En este escenario, cuya versión en YouTube arrastra más de 450 mil suscriptores, “Pancho” se autodefine, orgulloso, como anticomunista y facho pobre, habla de “zurdos o ladrones de mierda” y suele recordar que el presidente Gabriel Boric no se tituló de derecho en la Universidad de Chile… la misma carrera que cursó el mismo “Pancho”, de la cual egresó en 2009 pero dio su examen de grado recién 13 años después (en 2022). Sobre la delincuencia, el tema más sensible tanto para las élites como para la ciudadanía, ha afirmado que los delincuentes “o terminan en la cárcel o en el cementerio”.
Sus intervenciones dialogan con las redes sociales y lo posicionan como uno de los políticos de derecha más populares en X, TikTok e Instagram del último tiempo. Su lengua venenosa funciona en visibilidad, reconocimiento, alcance y, al parecer, votos. “Antes del programa no me conocía nadie, ahora debo ser de los políticos de derecha con más seguidores en las redes sociales”, dijo en una entrevista quien se autodenomina como “una persona dura, directa y anticomunista por definición”.
Orrego Gutiérrez es comunicacionalmente astuto y es consciente que lo que cala no es tanto el fondo sino, más bien, la forma. La frase filosa en pocos segundos es la droga precisa para X, donde la discusión binaria no admite profundidad, o en TikTok, cuyos videos se descargan y terminan en el océano de WhatsApp, Messenger o, de vuelta, en X. Su estrategia suma adherentes exponencialmente, quienes lo levantan cual ídolo.
“Pancho” ha construido su imagen como alguien que encarna la clase media —en el sentido malicioso del piñerismo—, que estudió con crédito, que creció en una casa pareada mientras se atavia con guayaberas y aro en la oreja. Aunque algunos en la izquierda lo han intentado atacar por su apariencia, su estética con lentes, barba y camisas con estampados tropicales se asemeja mucho —más de lo que algunos querrían, tal vez— al fenotipo frenteamplista. Incluso, columnistas han empatizado con la violencia de “Pancho” porque sufrió bullying en el colegio, como lo recordó en una entrevista televisiva. Una conjugación algo oligofrénica. Homologando su figura a la de personajes de la historia chilena como Carlos Díaz Loyola, también maltratado por sus compañeros de infancia y que tomó el apodo “amigo de piedra” para bautizarse como poeta: Pablo de Rokha. Ambos malditos, pero Orrego Gutiérrez sin el talante del De Rokha.
Pero una cosa es que te sigan en YouTube y otra es que te transformes en el gobernador de más de 6 millones de personas. Ahí, la violencia de su retórica y el desparpajo de su performance son una preocupación para un cargo que es elegido por el padrón electoral más masivo sólo después del presidencial. Orrego Gutiérrez serpentea en el discurso de odio que se expande en el mundo y que pone en peligro los avances en materia de igualdad de género, reproductivos y diversidad sexual. Además, coquetea permanentemente con la desinformación, como lo hizo durante la convención cuando dijo que si se aprobaba la primera propuesta constitucional las personas no iban a ser dueñas de sus casas. La puesta en escena del personaje “Pancho”, que no es ningún outsider pues todo Chile Vamos lo respalda y milita en la derecha desde la universidad, erosiona la ya alicaída política chilena.
En una entrevista publicada por el El Mercurio en el cuerpo de Reportajes a página completa el domingo 3 de noviembre, Francisco Orrego Gutiérrez se refirió a los políticos comunistas, recordó que fue vocero del Rechazo y que Claudio Orrego Larraín, el otro candidato a gobernador de la RM, hizo lo suyo para el Apruebo. Una estrategia binaria recurrente de “Pancho”, extendida también en gran parte de la clase política chilena, que inhabilita la discusión de alto nivel, se centra en las premisas para redes sociales y explica la pobreza intelectual del debate actual. En la entrevista en el Decano, Orrego Gutiérrez no se refirió a ninguna propuesta como gobernador, en parte porque los entrevistadores —al parecer— estuvieron cómodos en exprimir su virulencia más que su programa político. Es más, sus estratagemas empleados en el proceso constituyente los está repitiendo en su candidatura para gobernador. Afirmó, por ejemplo, que en Santiago solo una persona revisa todas las cámaras de televigilancia. No sólo es irracional, sino que falso. En esta comuna trabajan 37 personas monitoreando las cámaras. Tras ser descubierto, confesó que la información la sacó de X y no entregó datos.
Políticos como Francisco “Pancho” Orrego Gutiérrez no surgen por generación espontánea ni encarnan sólo sus propias agendas, sino que forman parte del entramado tradicional de partidos políticos. Pero, además, despliegan características atractivas para medios de comunicación (digitales o no), más que agradecidos por el tráfico online y los clickbytes que arrastran estos magos del infotainment. Con camisa tropical o vistiendo terno y corbata. Total, el show debe continuar.
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Por esa virulencia recibió una querella de la directora de El Ciudadano, Josefa Barraza, a quien injurió en “Sin filtros”… como parte del acuerdo en tribunales, Orrego pidió disculpas públicas
Por Claudia Lagos Lira, académica de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile y Cristóbal Chávez Bravo, profesor en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago de Chile