La mediación, clave en el nuevo modelo de justicia: un cambio de paradigma legal
- De la confrontación judicial a la concordia
- ¿Cómo funciona?
- Una oportunidad para abogados y profesionales
- Un sistema judicial colapsado
- Un cambio cultural necesario
Con la reciente aprobación de la Ley Orgánica de Eficiencia Procesal, España inicia un cambio fundamental en su sistema judicial. Este nuevo marco legal, que entrará en vigor el próximo marzo, coloca la mediación como un paso previo antes de recurrir a los tribunales, lo que aliviará el colapso de la justicia y fomentará la resolución pacífica de conflictos. Jesús Lorenzo, director de la Asociación Española de Mediación (ASEMED), desglosa las claves de esta transformación.
De la confrontación judicial a la concordia
“Antes de entrar en el templo de la justicia, hay que pasar por el de la concordia”, explica Lorenzo al referirse a esta ley, que promueve los Medios Adecuados de Solución de Controversias (MASC). Este cambio busca desjudicializar los conflictos cotidianos, obligando a las partes a intentar una mediación antes de presentar una demanda. "Esto permitirá resolver muchos casos con rapidez, menos costes y, sobre todo, con menos desgaste emocional", añade.
Hasta ahora, los métodos heterocompositivos, como los juicios tradicionales, dominaban el panorama legal en España. La mediación, aunque regulada por la Ley 5/2012, era voluntaria y marginal en comparación. Ahora, cualquier conflicto, desde herencias hasta disputas entre socios o divorcios, deberá pasar primero por este proceso de diálogo.
¿Cómo funciona?
El nuevo sistema establece que una institución de mediación certifique que las partes han intentado llegar a un acuerdo antes de acudir a los juzgados. "Por ejemplo, en una herencia en disputa, los hermanos tendrán que buscar una solución con la ayuda de un mediador antes de recurrir a los tribunales", detalla Lorenzo. Si el intento fracasa, el certificado correspondiente acompañará la demanda en el juzgado.
Este proceso no solo es más rápido —puede resolverse en un mes, frente a los años que puede durar un juicio—, sino que también es más económico. Según datos de ASEMED, entre el 70% y el 75% de los casos de mediación concluyen con un acuerdo satisfactorio.
Una oportunidad para abogados y profesionales
El papel de los abogados será crucial en la implementación de esta ley, ya que serán los encargados de informar a sus clientes sobre la obligatoriedad de intentar una mediación. Además, Lorenzo destaca que esta normativa abre nuevas salidas profesionales para juristas, psicólogos, trabajadores sociales y otros especialistas que deseen formarse como mediadores.
"Esto no es algo improvisado", subraya. “Llevamos más de 12 años trabajando en herramientas y mecanismos para ofrecer un proceso profesional y humano, que respete los derechos y emociones de las personas involucradas”. ASEMED, como primera institución de mediación en España, ha liderado estos esfuerzos, formando a especialistas en comunicación y resolución de conflictos.
Un sistema judicial colapsado
Uno de los motores principales de esta reforma es el colapso del sistema judicial español, que maneja casi tres millones de casos al año. “Judicializar un conflicto, especialmente en temas familiares o económicos, no solo es caro y lento, sino que también agrava las relaciones entre las partes”, comenta Lorenzo.
El nuevo modelo busca evitar que las demandas se conviertan en declaraciones de guerra entre familiares, socios o amigos. Sin embargo, la ley también incluye mecanismos para garantizar la buena fe de quienes participan en el proceso. "Si alguien utiliza la mediación como un mero trámite para ganar tiempo o evitar un juicio, podría enfrentar consecuencias negativas, como la pérdida de las costas aunque gane el caso", advierte.
Un cambio cultural necesario
A pesar de las ventajas, Lorenzo admite que este cambio supone un reto cultural. "Estamos acostumbrados a resolverlo todo en los tribunales, pero ahora debemos aprender a dialogar y buscar acuerdos. La mediación no elimina el sistema judicial, pero sí nos invita a utilizarlo solo como última opción", explica.
Los jueces, señala, han recibido este cambio con optimismo, conscientes de que aliviará la presión sobre los tribunales. Sin embargo, el éxito del modelo dependerá de la colaboración entre todos los actores implicados: mediadores, abogados, jueces y, sobre todo, los ciudadanos.
“Es un cambio de paradigma”, concluye Lorenzo. “Dejamos atrás la judicialización como primera respuesta y apostamos por un enfoque más humano y eficiente. Resolver conflictos a través de la palabra es el futuro”.