El mal tiempo y el frío hace que muchos moteros «aparquen» su moto, pero cuando llega el momento no solo basta con echarle una funda por encima y olvidarnos. Porque para que nuestro vehículo funcione correctamente cuando queramos volver a utilizarlo, es fundamental seguir unas recomendaciones. Por ejemplo, y en primer lugar, aunque la cubramos con una funda, no es nada conveniente que dejemos nuestra moto a la intemperie ya que nos arriesgaremos a que nos la roben, que algunos componentes se deterioren, como los neumáticos, que pueden cristalizarse o perder presión, o que nos multen si sobrepasamos el periodo máximo de estacionamiento en el mismo lugar establecido por la ordenanza municipal. Por ello, los expertos de AMV aconsejan que la moto hiberne en un garaje y que la cubramos con una funda para en el que no reciba la luz directamente del sol, ni esté protegida de la condensación y el polvo. Antes de dejar la moto en la plaza de garaje, también conviene que nos demos una última vuelta para ver que todo funciona correctamente y que hagamos un mantenimiento preventivo como sustituir el aceite y el filtro del lubricante, reemplazar o limpiar el filtro de aire, comprobar el estado y el nivel de los líquidos: el refrigerante o anticongelante y de frenos, revisar la transmisión de la moto. De manera especial, si la misma es por cadena; y lubricar componentes y mecanismos como cables, cerraduras, manetas, piezas metálicas, reposapiés... así como el caballete y la pata de cabra. También hay que llenar el depósito de gasolina por completo y añadir un aditivo antioxidante. De no ser así, se corre el riesgo de que se generen impurezas que, a su vez, causen problemas en el filtro de la gasolina. Del mismo modo, si la alimentación es por carburador es conveniente vaciar el combustible que haya en este último. Al igual de importante es revisar la presión de los neumáticos. Si no disponemos de caballete y las cubiertas van a estar varios meses en contacto con el suelo, lo ideal es que aumentemos la presión entre medio kilo y un kilo por encima de lo recomendado por el fabricante. Otra recomendación a tener en cuenta es desmontar o desconectar la batería. De esta forma, se evitará que se descargue mientras no la estemos usando. Mientras permanezca así, es importante revisar su estado y nivel de carga. De esta forma, nos aseguraremos de que seguirá siendo útil cuando vuelva a montarse. Para ello, tenemos varias opciones, como utilizar un voltímetro, usar un mantenedor de batería, utilizar un cargador inteligente o emplear un cargador tradicional. Sin olvidarnos de lavar bien la moto, otra medida preventiva para evitar el deterioro del vehículo y la corrosión de las partes metálicas. Para el lavado de la moto es aconsejable disponer de manguera o pistola a presión y utilizar un detergente limpiador de altas prestaciones para eliminar residuos de grasa, polvo, tierra o insectos en las diferentes superficies de la moto. Pasados unos minutos, deberemos aclarar la moto con la manguera o pistola a presión. En lo relativo al motor, habrá que rociar un espray especial y déjalo actuar. En la cadena de la transmisión secundaria, lo mejor es usar un limpiador específico y frotar con un cepillo de dientes para obtener un mejor resultado. Por último, antes de guardarla deberemos asegurarnos de que esté bien seca para que ninguna parte pueda oxidarse con el tiempo. Una vez que tengamos la moto bien lavada y seca en nuestra plaza de garaje, lo más recomendable es que la moto descanse en una posición totalmente horizontal y estable, la mejor manera de lograr esto es con un caballete central. Con este accesorio, los neumáticos no estarán en contacto con el suelo y, por lo tanto, no tenderán a deformarse.