Solo lo más inteligentes sobrevivirían: escoge una puerta y enfréntate a la 'paradoja de Mounty Hall'
La gran dificultad que presentan los acertijos para resolverse en que suponen un desafío frontal a los instintos humanos, y en muchas ocasiones es necesario tomar una camino contraintuitivo para superarlos. El más clásico quizá sea el 'Enigma de la Esfinge', que el monstruo mitológico le presentó al héroe griego Edipo: "¿Qué ser, provisto de una sola voz, camina primero de cuatro patas por la mañana, después sobre dos patas al mediodía y finalmente con tres patas al atardecer?" (El hombre).
Existen algunos rompecabezas o adivinanzas más complicados que otros, pero sin duda uno de los más complejos, que le hace a uno devanarse los sesos durante horas y dudar mil veces de sí mismo, sea el conocido como "Problema de Mounty Hall". Fue así bautizado en honor al presentador de televisión de igual nombre, que puso de moda este acertijo matemático en el concurso televisivo estadounidense 'Let's Make a Deal' ("Trato Hecho").
Se trata de un acertijo basado en la estadística, que desafía el pensamiento lógico y plantea serias indecisiones al jugador. Ha sido planteado en numerosos concursos, y ha aparecido en series de televisión como 'Los Simpson'. Fue creado y resuelto originalmente por el matemático Steve Selvin en 1975, en un artículo para la revista American Statistician.
Solo lo más inteligentes sobrevivirían: escoge una puerta y enfréntate a la 'paradoja de Mounty Hall'
Para el juego de hoy, les mostraremos nuestra versión propia de la 'Paradoja de Mounty Hall', uno de los acertijos más desafiantes de los tiempos recientes, y que muy poca gente ha sido capaz de resolver. Deben ponerse en la piel de un joven detective que, durante uno de sus trabajos de investigación, ha quedado encerrado en una sala llena de puertas de salida.
Hay 7 puertas, pero tan solo una les llevará al exterior: el resto esconden tras ellas un tigre de bengala, un felino de casi 200 kilos de peso que podría quitarles la vida en cuestión de segundos. Una vez que se han decidido por una de las puertas y, justo antes de abrirla, aparece un hombre que promete darnos una pista para ayudarnos a escapar.
Esta persona que ha prometido echarnos un cable, dice conocer dónde se encuentra la salida, pero no nos lo puede decir directamente. Entonces, abre cinco de esas puertas dejando solo dos: la que escogimos y otra más. En este momento ya sabemos que cualquiera de esas otras cinco opciones podrían habernos matado, pero nos sigue quedando una incógnita que resolver.
Ahora deben tomar una decisión complicada: mantener su elección inicial o cambiar por la otra que el desconocido ha mantenido cerrada. Piensen qué sería mejor, ¿abrir la otra puerta o ser fieles a nuestra primera impresión, qué opción nos da más chances de sobrevivir?
Solución
Al tratarse de un dilema entre dos opciones, la primera idea que se les puede venir a la cabeza es que las probabilidades de sobrevivir entre escoger una puerta u otra sean del 50-50%. Pero como ya les advertimos antes, se trata de un problema estadístico que desafía el sentido de la lógica, y requiere de un planteamiento más calmado para poder superarlo.
- La realidad es muy distinta. Antes de que el desconocido abriese el resto de puertas, las probabilidades de la puerta que escogimos eran del 1/7 a esconder la salida y de 6/7 de ocultar un tigre de bengala mortal.
- La información que tiene el hombre extraño es superior a la nuestra, y vemos cómo ha eliminado cinco opciones que nos conducirían a un trágico final, dejando solo una sin revelar, además de la que ya habíamos escogido. Entonces, ahora las probabilidades se han actualizado.
- La primera opción mantiene las opciones de 1/7 de conducirles a la salida, mientras que la única otra puerta que el desconocido dejó sin abrir ahora contiene una chance de 6/7 de ser su vía de escape de esta sala.
Al abrir el resto de puertas, el hombre les ayudó transfiriendo toda la probabilidad acumulada del resto de las otras cinco puertas erróneas a esta última que dejó sin abrir. Por lo tanto, la opción más sensata sería cambiar siempre de puerta, aunque puede ocurrir que tengan mala suerte (0,14%, aproximadamente) y les devore un tigre, pero no será entonces culpa de sus cálculos, sino del azar.
Piénsenlo de esta manera, si en vez de 7 hubiese 10.000 puertas, el desconocido abriría un total de 99.998 de ellas, dejando solo su primera opción y otra más. Visto así, parece mucho más lógico querer cambiar su elección por la otra (al 0,0001% seguro). Si su respuesta final fue que decidieron abrir la otra puerta y no mantener su intuición inicial, casi seguro que sobrevivieron.
Beneficios de los pasatiempos para la salud
Si no se juega o realiza alguna clase de entretenimiento, el cerebro se atrofia, es como un músculo que no se trabaja y queda débil por el desuso. Por este motivo, no deben verse jamás como una pérdida de tiempo, imagínese un test visual como una "flexión mental".
Un error muy común entre la gente muy ocupada es no permitirse un momento de desconexión del estrés y la responsabilidad. A través de los pasatiempos se estimulan ciertas áreas cerebrales. Además de un entretenimiento, son una buena forma de dar rienda suelta a la mente para concentrarse en otra tarea, refuerce nuestras capacidades mentales de agudeza o intuición.
Otros grandes beneficios de los pasatiempos son los siguientes:
- Alivian el estrés y la ansiedad. Especialmente en momentos de espera o tras dosis fuertes de tensión.
- Ayudan a la concentración. Requiere mantener el foco en una tarea concreta que demanda nuestro interés.
- Mejoran la agudeza mental. Está más que probado que los pasatiempos contribuyen a entrenar la capacidad de resolver problemas.
- Aumentan la capacidad de improvisación. Mediante estos juegos, de adquiere un mayor dominio de la espontaneidad y la originalidad a la hora de actuar rápidamente.
- Son una fuente de conocimiento. La mayoría de las veces, los pasatiempos además de entretener también enseñan, dando a conocer palabras, conceptos o hechos históricos que nos eran desconocidos de forma más amena.