La imagen del técnico del
Manchester City, Pep Guardiola, con la cabeza rapada llena de arañazos después de que su equipo se dejara empatar un partido que iba ganando 3-0, ha sido objeto de comentarios, algunos de ellos curiosos, como el del propio técnico: "Con los dedos, con las uñas... quiero hacerme daño". Nada preocupante. Todo pareció indicar que se trató "de un episodio puntual que reflejó el nivel de ansiedad y tensión que estaba viviendo en el partido, comportamiento de una persona que está viviendo una situación límite y que no puede controlar en ese momento la frustración", comenta a EFE Enric Armengou, profesor de psiquiatría de la Universidad Abat CEU de Barcelona.
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