En la última década, Barcelona se ha consolidado como destino de primer nivel para visitantes de todo el mundo que buscan en ella la combinación perfecta entre clima, naturaleza, patrimonio y cultura. En esta síntesis, la música clásica juega un papel primordial, e instituciones como el Palau de la Música , el Gran Teatro del Liceo y el Auditori han dedicado esfuerzos en los últimos años para atraer públicos que van mucho más allá de los habitantes de la ciudad. En el caso del Liceo , iniciativas como Liceu de les Arts establecen un diálogo activo con la ciudadanía no solo a través de la ópera, como ha venido siendo tradición desde que se fundó el teatro hace más de 175 años, sino en diálogo con otras disciplinas artísticas, que van desde la danza hasta las artes plásticas. En ocasiones, el diálogo ha buscado inspirar, como es el caso de las intervenciones de William Kentridge o Chiharu Shiota. Otras veces, se invita a la reflexión sobre la actualidad, como cuando, la pasada temporada, cuando Schellekens & Peleman instalaron 'The Inflatable Refugee' en la platea del teatro: una inmensa figura inflable de un inmigrante con un chaleco salvavidas, hecha con los mismos materiales con los que se hacen las pateras y los cayucos. En el Palau de la Música , el patrimonio habla de tú a tú con las mejores orquestas y solistas nacionales e internacionales. Se trata del único auditorio del mundo que está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. La sala modernista acoge conciertos prácticamente a diario, y es además la sede del Orfeó Català, una de las entidades corales con más tradición de España, fundada el 15 de setembre de 1891 por Lluís Millet, Amadeu Vives y Aureli Capmany , y que en los últimos años ha cosechado notables éxitos en auditorios como la Philharmonie de Berlín y la Elbphilharmonie de Hamburgo. Inaugurado hace 25 años, el Auditori es el último gran equipamiento musical de la ciudad de Barcelona. El edificio que ocupa, de Rafael Moneo, alberga también el Museo de la Música y la Escuela Superior de Musica de Catalunya (ESMUC). Es la sede de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC), que con su actual director titular, Ludovic Morlot, ofrece tres conciertos cada semana y está grabando la obra de Maurice Ravel para orquesta, con la que se proyecta al público extranjero. Las tres instituciones colaboran estrechamente durante toda la temporada en la atracción de público local, nacional e internacional. En este último ámbito, los esfuerzos se canalizan a través de la plataforma Barcelona Obertura , que durante varias semanas al año, al inicio de la primavera, ofrece una cuidada selección de los mejores conciertos para que los visitantes de fuera de la ciudad puedan disfrutar de día del clima, la arquitectura y los museos y asistir cada noche a un concierto diferente protagonizado por estrellas de la lírica. Pero la oferta musical no se limita a la de la capital catalana. Tarragona, Lleida y Girona tienen también una oferta más que destacable, especialmente de festivales. Los de Peralada, Torroella de Montgrí y Vilabertran tienen desde hace décadas un público más que fidelizado en la Costa Brava . En el interior, destaca Espurnes Barroques, que cada año lleva a pequeñas iglesias con destacado patrimonio barroco conciertos de música antigua. Más centrado en el Pirineo de Lleida, el Festival de Música Antiga dels Pirineus (Femap) es también una excelente oportunidad para descubrir paisajes y patrimonios nada habituales. Aunque, si se trata de patrimonio, se lleva la palma el monasterio de Poblet, otro edificio catalogado por la Unesco donde cada año se celebra un festival de órgano aprovechando el instrumento de la basílica, que por sus características es único en la península ibérica. Los festivales también están presentes en la propia capital catalana, y enriquecen la programación de los grandes equipamientos ya mencionados. Los hay dedicados al lied, como el LIFE Victoria, que cada año honra la figura de la soprano Victoria de los Ángeles ofreciendo una cuidadosa programación de recitales. El Auditori promueve el festival Llums d'Antiga, que lleva la música antigua a diferentes iglesias de la ciudad. Para los amantes de la música contemporánea, el Mixtur ofrece un excelente escaparate de las últimas tendencias con propuestas interdisciplinares. Toda esta actividad atrae cada año la atención de más de medio millón de espectadores que asisten a algunos de los conciertos que se organizan en Barcelona: una oferta que mueve millones de euros y que, además y sobre todo, posiciona la ciudad como capital cultural de referencia en el mercado internacional.