Juan Diego Bonilla, director de “H!”: “En las películas sobre tiroteos siempre la explicación es que los niños eran malos”
En mayo del 2019, varios medios de comunicación difundieron el registro de una cámara de seguridad que, en baja calidad y sin audio, daba cuenta de una escena insólita: a plena luz del día, un joven estudiante de Puerto Montt ingresaba a su colegio vistiendo una máscara y una chaqueta militar para, pocos segundos después, disparar un arma hacia el interior de una de las salas de clases.
La noticia generó impacto entre la comunidad educativa y, según las autoridades del establecimiento, no había ninguna razón que explicara por qué el muchacho dispararía contra sus compañeros. Esto último fue lo que más intrigó a Juan Diego Bonilla, director de teatro y miembro de la compañía De Subsuelo que, a cinco años de los hechos, todavía recuerda el impacto que le generó conocer aquella situación.
“Me hizo preguntarme por cómo surge esto, cómo alguien puede llegar a hacer algo así y cómo, además, pasa en Chile”, comentó Bonilla en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile. Con el paso del tiempo, esos cuestionamientos terminaron dando forma a “H!”, uno de los más recientes montajes del grupo teatral que se aventuró en desmenuzar las formas en que la violencia impacta el desarrollo de la adolescencia. Todo, al mismo tiempo en que entrelazan la historia con la tragedia griega de “Hipólito”.
“Ya se sabía un poco de estos casos en otros países. Y a partir de eso, fuimos entrelazándolo con las dramaturgias clásicas. Leyendo, de repente se me hizo la conexión sobre la hombría que aparece en la dramaturgia de Hipólito. Una súper conexión porque intentando investigar cómo surgen estos casos, nos topamos con mucha investigación hecha en Estados Unidos, que es el país que más (tiroteos) tiene en el mundo, y muchas dicen que, por lo menos ahí, el 99% de los casos son hombres”, sumó el director sobre la etapa previa de la obra, que tendrá sus últimas funciones en el teatro La Memoria del jueves 28 de noviembre al domingo 01 de diciembre.
Pero, ¿qué relación tiene con la tragedia griega?: “En ‘Hipólito’, dentro de la dramaturgia de Eurípides, pasa que todo el mundo habla de este niño con gran admiración hacia esta persona que es un noble, una persona de bien, pero que lo encuentran extraño porque dicen que no es un hombre ‘hecho y derecho’. Porque no quiere compartir el hecho con ninguna mujer, porque se quiere dedicar solamente a la casa, y ahí también surge que Artemisa es la diosa de la casa y la violencia en la mitología griega”, explicó Bonilla.
“De ahí surge el interesarse por esta educación, por cómo puede ser que estos casos los cometan hombres en su mayoría y cuál es la crianza que se está dando hoy. También analizarse, por lo menos a mí y al dramaturgo, sobre cuáles son esas crianzas que muchas veces pasan, y es una violencia que está normalizada en la crianza del hombre”, agregó.
Poner el foco en la adolescencia
Considerando esos orígenes es que el director decidió poner el foco en las vicisitudes tras la adolescencia, atendiendo igualmente a la falta de profundidad que existe sobre esta etapa en las obras de la cultura popular.
“La investigación que hicimos tenía mucho que ver con teoría de género. O sea, tomamos mucho de los planteamientos de Rita Segato y los fundamentos de la violencia, por qué se construye la violencia en el sistema de educación patriarcal. Pero es muy heavy que en muchas películas y documentales que tratan este tipo de temas, específicamente sobre tiroteos en colegios o cosas así, siempre la explicación es que los niños eran malos“, ejemplificó el artista.
“Que el protagonista está desquiciado o que tienen un problema psicológico inexplicable, como si simplemente fueran perversos o psicópatas. Es complejo cómo no hay un análisis de la adolescencia y del daño a la adolescencia que se puede causar. Hablando también desde el lado psicológico, una psicóloga decía que por mucho tiempo se pensó que las depresiones o estos actos de trastornos eran 99% genética y 1% del entorno social. Y hoy en día ya está más que comprobado que, realmente, es como 50 y 50. Y más que 50. El entorno social realmente es muy importante”, sumó Bonilla.
Por todo eso, señaló que, en la obra “se intenta explicar desde cómo el entorno muchas veces va transformando estos casos y cómo nos cuestionamos a nosotros como sociedad. Cómo estamos cuestionando y enfrentándonos a las cosas. En esta obra no se dice ‘ah, este niño cometió este acto por tal cosa’, sino que aborda cómo estos entornos que lo rodean van alimentando que esto aparezca”.
Repensar las tragedias griegas
Al margen del trabajo realizado en “H!”, la conexión de historias contemporáneas con las del teatro griego es una de las principales inquietudes de la compañía De Subsuelo. “La dramaturgia griega es bellísima porque está llena de fantasías y dioses que se meten, crean intrigas y todo eso, pero el trabajo de esta compañía se ha basado no en matar esa magia, pero sí en, por lo menos, cuestionar. En el sentido de que muchas de las dramaturgias griegas tienen esta cosa de que son seres humanos caídos a la tragedia. El quitarse culpas. ‘No fui yo quien sedujo, fue Afrodita que me poseyó'”, reflexionó Bonilla.
“Son seres humanos que se exculpan de sus pasiones echándole la culpa a los dioses. Y ahí está lo que estábamos hablando antes de ‘ah, es que el niño era malo’. Es ese cuestionamiento que hace Hannah Arendt en el ‘Informe sobre la banalidad del mal‘, de decir ‘ay, lo que pasa es que esta gente es mala, entonces hay que alejarse de ella’, en vez de comprender y tomar responsabilidad como sociedad y como seres humanos de los actos que tenemos. O incluso de la influencia que uno puede llegar a tener con los otros y con las otras”, agregó sobre la vuelta que dan a los planteamientos de estos clásicos.
Aunque también rescata otro aspecto del sistema cultural de los griegos, y que tiene que ver con el involucramiento de los ciudadanos en las historias que se contaban. “El teatro griego antiguo era muy lindo porque se mezclaba el ritual con la política, en el sentido de que en las dionisiacas, que eran estos grandes festivales que hacían los griegos, la gente iba y opinaba mucho sobre las obras. El primer ‘Hipólito’ de Eurípides no se llamaba solamente ‘Hipólito’, se llamaba ‘Hipólito tentado’, una cosa así. Y lo que sucedió es que el primero que él presentó lo rechazó la sociedad porque defendía demasiado a Fedra, que era su madrastra”, contextualizó el director.
“Entonces, como no les gustó, lo reescribió y puso a Fedra como una mujer más mala que simplemente se enamoraba de su hijastro. Ahí había por lo menos una discusión, y eso es lo que a nosotros como compañía nos interesa generar. No la respuesta, sino el que conversemos de”, indicó.
Algo que igualmente buscan generar con su trabajo: “De repente suena mucho la violencia, la tragedia, que son estos como hashtags que tiene la obra, pero hay mucha gente que va y nos dice ‘yo pensaba que iba a haber una cosa terrible pero en realidad lo pasé bien’, porque tiene toques de humor. Es una obra que está bien apretadita, y la gente agradece mucho el salir conmovida y también satisfecha. Por lo menos eso es lo que me ha llegado en comentarios. Y la gente quiere hablar”.
“Así que invitarles para que vayan y nos quedemos un rato a conversar. Hoy jueves tenemos conversatorio post función, pero también los otros días nos quedamos ahí en el teatro conversando con la gente que sale, que muchas veces necesita hablar, y eso es genial”, concluyó Bonilla.