Michel Barnier, el hábil negociador del Brexit derrotado por el caos político francés
A sus 73 años, Michel Barnier lo ha sido todo en la política francesa. Cuando nació en 1977 el presidente Emmanuel Macron, Barnier ya se dedicaba a la cosa pública. Alcalde, diputado, ministro con Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy, comisario europeo, negociador jefe de la UE en las negociaciones del Brexit y primer ministro. Su paso por el Palacio de Matignon debía poner el colofón perfecto para una carrera política de sesenta años. Sin embargo, su resistencia como montañero de su Saboya natal y sus dotes de hábil negociador en el divorcio de Reino Unido con la UE no fueron bastante ante el caos en el que ha caído la política francesa tras inesperada disolución de la Asamblea Nacional el 9 de junio.
Barnier es hijo político de la V República concebida por el general Charles de Gaulle para imponer un Gobierno dual (presidente y primer ministro) por encima del Poder Legislativo. El fragmentado Parlamento nacido de las recientes elecciones legislativas (30 de junio y 7 de julio) dibujan una Cámara Baja ingobernable dividida a partes iguales entre la izquierda, el macronismo y la ultraderecha. Un magma en constante ebullición que el veterano político no fue capaz de sofocar durante sus 90 días como primer ministro. Barnier, el jefe de Gobierno más viejo de la V República, pasará como el más breve.
"Francia atraviesa una realidad" difícil en términos económicos "que no desaparecerá con una moción de censura", aseguró esta tarde en su último discurso como primer ministro durante el debate de la moción de censura en la Asamblea Nacional. "No me resigno a la idea de que la desestabilización institucional pueda ser el objetivo que una en esta cámara a una mayoría de diputados", dijo el exnegociador europeo del Brexit en unas palabras con sabor a despedida.
“Los dorados que nos rodean, los vehículos oficiales, los oros de la República, a mí eso me da igual, ese no es el tema, no soy yo quien está en cuestión. Lo que ocurre ahora me trasciende", indicó anoche en su última entrevista televisiva como primer ministro. Barnier reconoció que la situación en la que fue nombrado por Macron como jefe de Gobierno era "inaudita" en los últimos 60 años debido a la fragmentación política. "Cuando llegué aquí [despacho de Matignon] hace tres meses sabía que podía irme a la mañana siguiente, porque es una cuestión política y es muy complicada", opinó. Tal vez, debió aparcar su soberbia y pedir consejo a su joven antecesor, Gabriel Attal.