El Ministerio de Transportes sorprendía esta semana al anunciar que la esperada conexión ferroviaria de alta velocidad entre Vigo y Oporto (Portugal) podría estar lista en 2030, dos años antes del horizonte que se había fijado previamente, siempre que el gobierno luso acompañase con las fechas. Ese fue el único nuevo dato compartido por el Ejecutivo, sin referencia alguna al resto del calendario del proyecto; especialmente, sobre el inicio de sus obras, que arrancarán apenas un año antes, en 2029, lo que haría imposible su puesta en servicio en la nueva fecha. Ante la incerteza, representantes de administraciones e instituciones de ambos lados de la frontera del Miño se han citado este miércoles, en la ciudad olívica, para reclamar un calendario de inversiones y de obras que pueda ser «fiscalizado» y, de nuevo, certezas sobre la construcción de la infraestructura. El acto, organizado por la Xunta, ha congregado, entre muchos otros, al presidente gallego, Alfonso Rueda; su homólogo de la Región Norte de Portugal, Antonio Cunha; el alcalde de Oporto, Rui Moreira; la presidenta del Círculo de Empresarios de Galicia, María Borrás; el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, Jorge Cebreiros, o el presidente de la Confederação Empresarial do Alto Minho, Luis Ceia. Todos ellos han reclamado «que se dejen de poner plazos y se pongan vías» para «no perder el tren del progreso» entre Vigo y Oporto, recoge Ep. «Hoy se unen una vez más las voces de Galicia y del norte de Portugal reclamando, ni más ni menos, lo que esta tierra merece: una conexión a la altura de todo el potencial y de todo el dinamismo que tenemos para seguir creciendo», ha proclamado Rueda, seguro de que »no hay más tiempo que perder». Rueda, Moreira y Cunha han compartido una puesta en valor en torno a los vínculos sociales, económicos y culturales «muy intensos» que unen a los 6,5 millones de habitantes de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal. Y, según Moreira, cada año viajan más de un millón y medio de personas entre Oporto y Vigo, cifra similar a la de viajeros que van de Lisboa a Madrid, razón por la que ha pedido al Gobierno español que no priorice una sobre la otra, algo que Rueda tampoco ve «aceptable». Uno y otro han valorado los «avances» ya realizados por Portugal en ese sentido, habiendo adjudicado el primer tramo de la conexión hasta Aveiro por 1.600 millones de euros, y han instado al Ejecutivo central a actuar con la misma «determinación». Los tres han calificado de «imprescindible» impulsar el enlace Vigo-Oporto y han reivindicado su «unidad» en ese enfoque. El alcalde vigués, Abel Caballero, también estaba invitado al acto, pero ha rehusado asistir. Sí ha enviado, posteriormente, un audio a los medios de comunicación asegurando que «la parte española está asegurada» para 2030 y pidiendo que el Ejecutivo luso «haga público» su compromiso con el AVE también para esa fecha.
