Fue como si el viejo Sleepy Joe se estuviera cobrando venganza ante la aristocracia pijo-progre del partido (los Obama, los Clinton y resto de las élites pitucas) por apearle de la candidatura al Despacho Oval antes del verano. Lo tienen merecido. Algo de justicia poética esconde está revancha de Joe Biden, apartado humillantemente por los demócratas de la carrera electoral cuando ya había comenzado, como quien se deshace de un vejestorio dormilón mandándole al asilo; pero daba la casualidad de que en este caso ese vetusto cachivache político era presidente en ejercicio de la primera potencia del mundo y siempre el peso de la púrpura otorga cierto dominio de la estrategia. Se está poniendo las botas el viejo Sleepy Joe,...
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