En Alicante, los cambios más significativos en la actualidad están marcados por el impacto del cambio climático y los desafíos urbanos. Las temperaturas medias han aumentado, con inviernos más suaves y veranos más calurosos, lo que provoca mayor demanda de recursos hídricos. La escasez de lluvias afecta tanto a la agricultura como al suministro de agua, mientras que las tormentas intensas y las inundaciones o las DANA son fenómenos más frecuentes. Por otra parte, expertos añaden la expansión urbana al problema, por su alteración del paisaje debido al crecimiento del turismo y la construcción, lo que genera desafíos en cuanto a sostenibilidad y preservación del medio ambiente alicantino.