De Paul evita el desastre del Atlético en Copa ante el Cacereño (1-3)
El Atlético rozó el desastre durante casi una hora en Cáceres. Merencio estuvo cerca de entrar en la historia de los grandes fracasos en la Copa del Atlético de Simeone, que llegó al club precisamente de que el Albacete, entonces en Segunda B, eliminara al equipo que entrenaba Manzano. Salvó De Paul a los rojiblancos de la prórroga y de un posible drama cuando el reloj ya marcaba dos minutos más del 90. Ayudó la suerte al argentino, porque su disparo golpeó en un defensa y despistó a Nieves, el guardameta del Cacereño, que había estado perfecto hasta entonces.
Le cundió el tiempo añadido al Atlético, que tuvo tiempo para encontrar otro gol, de Julián Álvarez, para cerrar el partido con un resultado mentiroso, que nada tiene que ver con lo que sucedió en el partido.
Tuvo que cambiarlo todo Simeone para que el Atlético llegara a la siguiente ronda. No se había guardado mucho el Cholo, que mandó al campo un equipo que podría ser titular en cualquier jornada de Liga. Pero no fue suficiente. Apenas había pasado una hora de partido y ya había hecho los cinco cambios el entrenador rojiblanco para remontar el gol de Merencio. Tres de ellos los hizo al descanso y especialmente sintomático fue el de Koke, que dejó su lugar a Barrios, algo que ya empieza a ser una costumbre.
El jugador del Cacereño finalizó un contraataque ejemplar de su equipo que terminó con un centro desde la derecha de Christian y un remate en el área de Merencio.
Estuvo cerca de repetirlo el Cacereño. Aprovechaba muy bien los espacios que dejaba el Atlético a su espalda para buscar el empate. Jugaba con sentido y sin demora para buscar la portería de Musso, pero no acertó con el remate el equipo extremeño. Le faltó precisión para dar la gran sorpresa de la Copa hasta el momento. Pero se ilusionó durante una hora e ilusionó a su afición, que llenaba el Príncipe Felipe con el añadido de las gradas supletorias en los fondos.
El partido se convirtió en un ejercicio de resistencia para el Cacereño. Una carrera contra el reloj en la que Nieves, el portero, y Javi Barrio, un central de largo recorrido en las categorías semiprofesionales del fútbol español, eran fundamentales.
El Cacereño aguantó lo que aguantó su físico y empezó a caer cuando Barrio se marchó lesionado. Se había pegado con Sorloth y lo había despejado todo, pero su físico no daba para más. Poco a poco se fueron marchando algunos de sus jugadores fundamentales. Agotados.
Y el Atlético era muy insistente. Julián Álvarez fue uno de los primeros a los que recurrió Simeone. Entró en el descanso y fue un tormento para Nieves, especialmente en los balones parados. Lanzó de forma directa dos faltas esquinadas que Nieves acertó a despejar con dificultades. La segunda, muy pegada al palo, le costó la expulsión a Simeone, que reclamaba gol aunque la pelota no había entrado.
Sentía la urgencia de la remontada el preparador rojiblanco, a pesar de que para entonces ya había parado el primer golpe. Lenglet había empatado al rematar de cabeza una falta sacada por De Paul. El argentino fue decisivo para la remontada. Dio la asistencia para la igualada de Lenglet y marcó el segundo cuando el partido consumía el tiempo añadido. Hasta entonces el Atlético aún pensaba en aquellas eliminaciones contra el Cornellá y la Cultural no hace tantos años.
Merencio hizo soñar al Cacereño, pero De Paul evitó la tragedia para el Atlético.