Los vecinos de Siria toman posiciones tras la caída de Al Asad mientras los insurgentes empiezan a gobernar
La oposición armada ha tomado las primeras decisiones desde que asumió el poder en Damasco y expulsó al presidente Bashar Al Asad. Su Gobierno sigue en funciones y colabora con las nuevas autoridades
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El régimen de Al Asad colapsa tras casi 14 años de guerra en Siria y los rebeldes se abren a una transición política
Tras la confirmación el domingo por la noche de que Bashar Al Asad y su familia se encuentran en Rusia, lejos de Siria, los millones de personas que han estado décadas sometidas a su dictadura han podido dormir más tranquilos en el país, mientras miles de refugiados que huyeron durante la guerra civil han empezado a regresar.
La capital siria, Damasco, de la que escapó Al Asad ante el asalto de los insurgentes, capitaneados por el islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, en árabe) —antigua Al Qaeda en Siria—, ha estado en calma este lunes y la ciudad trata de retomar su actividad en esta nueva etapa llena de expectativas e incertidumbre.
La mayor parte de los comercios y de las oficinas públicas han permanecido cerradas, mientras que se han creado colas en las panaderías y en las pocas tiendas de comida abiertas, según la agencia de noticias AP. El periódico sirio Al Watan —hasta ayer ferviente defensor del régimen— ha informado también de que los vehículos privados circulan con normalidad y el transporte público se reanudará en la capital el martes.
Una de las herencias de las décadas de dictadura y guerra es que en Siria apenas hay corresponsales internacionales y los periodistas locales están acostumbrados a trabajar bajo un fuerte control y censura. La prensa es uno de los sectores que necesitará ser reconstruido por completo.
El Gobierno del régimen, a las órdenes de Al Jolani
El primer ministro sirio, Mohamed Ghazi al Jalali, que desde el primer momento tendió la mano a los opositores armados, se ha reunido este lunes con el líder de Hayat Tahrir al Sham, Abu Mohamad Al Jolani, para coordinar la transición de poderes y asegurarse de que los servicios básicos siguen funcionando, tal y como ha informado la agencia de noticias siria SANA —que ha cambiado su logo por las tres estrellas verdes de la bandera de la oposición—.
Al Jalali ha dicho a la televisión Sky News Arabia que él y su equipo están preparados para continuar con su labor administrativa a la espera de que se constituya un nuevo órgano de gobierno. Pero este lunes la coalición de facciones armadas, bajo el nombre de Operaciones Militares, ha tomado sus primeras decisiones ejecutivas al frente de la nueva Siria.
Ante todo, han anunciado una amnistía general para todos los militares reclutados de forma obligatoria y han garantizado su seguridad. También han asegurado que los refugiados pueden regresar al país a través de las fronteras con las vecinas Jordania, Turquía, Líbano e Irak.
Entre las primeras declaraciones de intenciones de los insurgentes está el mantenimiento de las instituciones públicas, para que el aparato administrativo siga funcionando y los servicios básicos no se vean afectados. Los funcionarios estatales, que hasta la semana pasada estaban a las órdenes del régimen, tendrán que adaptarse al cambio repentino que ha tenido lugar en unos diez días.
El coordinador humanitario de la ONU para Siria, Adam Abdelmoula, ha lamentado en declaraciones a AP que un avión cargado con suministros médicos urgentes no ha podido ser descargado porque los empleados del sector de la aviación civil han abandonado sus puestos. Según Abdelmoula, el sector público “se ha paralizado de forma completa y abrupta” tras la caída del régimen.
“Este país ha tenido un gobierno durante 53 años y, de repente, aquellos que los medios públicos han estado demonizando están ahora al mando en la capital”, ha explicado.
Israel aprovecha para expandir su presencia
Este cambio radical y fulminante en Siria también ha sorprendido y alertado a los vecinos del país árabe, sobre todo a Israel, que este lunes ha ordenado al Ejército crear una “zona de seguridad” en el sur de Siria, más allá de la zona desmilitarizada entre ambos países, según un comunicado del ministro de Defensa citado por la Agencia EFE. El titular, Israel Katz, ha pedido asegurar el control total de la zona desmilitarizada, situada entre los Altos del Golán ocupados desde 1967 y el territorio sirio, donde las tropas se desplegaron el domingo.
El embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, ha declarado en Nueva York que su país ha tomado “medidas limitadas y temporales” en la frontera sirio-israelí debido a la “amenaza para la seguridad” de sus ciudadanos y su territorio.
Por otra parte, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, ha confirmado bombardeos contra varias instalaciones militares del régimen sirio en Damasco y otros puntos del país entre el domingo y el lunes, incluidas almacenes de armas químicas, para que no caigan en manos de los insurgentes.
“Israel ahora está bombardeando depósitos de lo que llama armas estratégicas y también destruyendo los aviones militares de Siria. Y evidentemente Israel sabía dónde estaban desde hacía muchísimo tiempo, pero nunca consideró destruirlos antes porque tenía la certeza de que el régimen de Al Asad no emplearía esas armas contra Israel. En todo caso, las emplearía contra su propio pueblo”, explica a elDiario.es Haizam Amirah Fernández, analista especializado en el mundo árabe contemporáneo.
El experto agrega que Israel también “ha invadido más territorios de Siria, como una zona cerca de Quneitra y el Monte Hermón” y podría “intentar ampliar la ocupación de territorio sirio”, más allá de los Altos del Golán, anexionados por el Estado judío.
Desde Egipto, Irak y Qatar han condenado la presencia de soldados israelíes en la zona desmilitarizada, al considerar que representa un “desarrollo peligroso” y una “violación flagrante” del acuerdo de separación de las tropas israelíes y sirias de 1974. También la ONU ha considerado la entrada del Ejército israelí en la zona desmilitarizada como una violación del acuerdo territorial entre Israel y Siria, que el primer país considera roto después del fin del gobierno de los Al Asad.
En la noche del lunes, los aviones israelíes han atacado buques militares en el puerto mediterráneo de Latakia, así como almacenes de armas en varias localidades en las afueras de esa urbe noroccidental, que era un bastión del régimen. La radio oficial del Ejército israelí ha confirmado la destrucción de “buques militares sirios en el puerto de Latakia”, según EFE.
La aviación israelí ha estado bombardeando Siria de forma frecuente desde el comienzo del conflicto en 2011 –con el pretexto de que la presencia de milicias chiíes iraníes y libaneses suponían una amenaza para su seguridad– y Amirah Fernández considera que seguirá haciéndolo en esta nueva etapa: “No va a cambiar. Y en todo caso, para Israel la mayor amenaza es una Siria democrática donde los gobernantes respondan a su pueblo”.
El analista considera que las acciones de Israel en Siria pueden tener “un impacto emocional” porque añaden “el elemento de que hay una ocupación y una amenaza”. “Esto no ayuda a estabilizar el frente interno y a facilitar unos acuerdos políticos entre los grupos sirios que aspiran a participar en el gobierno de transición y en la nueva etapa”, agrega.
Otro de los países que sigue de cerca los desarrollos en Damasco es Jordania que, además de acoger a más de un millón de refugiados, tiene problemas de seguridad en su frontera con Siria. El experto en Oriente Medio detalla que “hay un elemento de seguridad de la frontera, donde ya estaban operando grupos rebeldes, aunque no Hayat Tahrir al Sham” y, por otro lado, “hay un elemento de paso de personas y mercancías por las fronteras, por tanto tiene también una dimensión económica”. “Hay otra dimensión muy importante para Jordania que es el contrabando de sustancias ilícitas, empezando por el captagón”, la llamada droga de los yihadistas, de la que Siria se ha convertido en el mayor fabricante durante la guerra.
Por último, está la cuestión de los refugiados, no sólo en el caso de Jordania sino de todos los países vecinos. “Una estabilización de Siria significa el retorno de muchos sirios, no sólo de los refugiados sino también de los desplazados internos”, explica Amirah Fernández. “Un solo hombre ha abandonado Siria y centenares de miles, incluso millones, van a regresar a sus lugares de origen”.
Los sirios desean regresar a casa
Miles de ciudadanos sirios que tratan de volver a su país se han agolpado desde el domingo en el cruce fronterizo de Al Masnaa, entre Líbano y Siria, lo cual ha llevado a las autoridades a reforzar la seguridad. La televisión libanesa MTV ha mostrado imágenes de jóvenes sirios cruzando la frontera este lunes en puntos no autorizados porque residían en Líbano de forma ilegal y por la urgencia de regresar a una patria de la que, en muchos casos, apenas guardan recuerdos.
También en dos puestos fronterizos de Turquía con Siria, los de Cilvegozu y Oncupinar, cientos de personas se han apresurado este lunes para cruzar a territorio sirio, después de años de exilio. Turquía acoge a unos tres millones de refugiados, el número más elevado de los países vecinos de Siria que, cuando comenzó el conflicto armado tras la revuelta popular de 2011, abrieron sus puertas a los que huían de los bombardeos, la persecución y el reclutamiento obligatorio en el Ejército del régimen.
En los pasados años, Ankara se ha eregido en el principal y único aliado externo de los insurgentes —incluso cuando estaban arrinconados en el norte de Siria y parecían haber perdido la guerra—, lo que le otorga ahora un papel protagonista y gran influencia en la negociación de la transición siria frente a otras potencias extranjeras. Uno de los objetivos prioritarios del Gobierno turco es la vuelta de los refugiados a Siria.
En una encuesta de la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicada a mediados de este año, el 57% de los refugiados sirios en los países vecinos expresaron su esperanza de poder regresar algún día y el 37% dijeron que esperaban poder hacerlo en los siguientes cinco años. Probablemente, pocos podían imaginar que esa posibilidad se iba a presentar tan pronto y de forma tan inesperada.