‘Kraven the Hunter’ concluye el universo de villanos de Spider-Man de la forma más grotesca y ridícula posible
Aaron Taylor-Johnson interpreta a otro de los enemigos célebres del hombre araña en una película simple y llanamente demencial, que por suerte apunta a ser la última de su saga
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Pocos lo recuerdan, pero el Universo de Personajes Secundarios de Spider-Man (o UPSS, como nos ha gustado llamarlo a lo largo de estos años tan divertidos) empezó hace diez años, con una canción de Alicia Keys y un avance de X-Men: Días del futuro pasado. En 2014, The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro concluía al ritmo del It’s On Again de la cantante estadounidense, con una secuencia de créditos donde observábamos los uniformes y artilugios de personajes como el Duende Verde, el Buitre, el Doctor Octopus o, claro está, Kraven el Cazador. La idea con este montaje era ir abriendo boca para el próximo estreno de Los Seis Siniestros, un próximo film centrado en la alianza de los principales villanos de Spider-Man. Un film que nunca existió.
X-Men: Días del futuro pasado, a cambio, sí llegaría a cines un par de meses después: la inclusión de ese tráiler con Jennifer Lawrence como Mística solo obedecía a un trato entre Sony y la hoy extinta Fox. Marc Webb se había comprometido a dirigir una película para esta última tras el éxito de (500) días juntos. En lugar de eso había dirigido para Sony dos películas de Spider-Man con Andrew Garfield, así que como compensación, este conglomerado le había ofrecido a Fox hacer publicidad gratuita de su próximo film de los X-Men. Así de sencillo. Por supuesto, tras The Amazing Spider-Man 2 se especuló con un crossover del trepamuros y los mutantes, porque eso ha sido lo habitual en el cine de superhéroes desde entonces: un fervor fan en constante diálogo con unas lógicas corporativas cutres y accidentadas, de las que el UPSS supone la prueba más diáfana.
Como Amazing Spider-Man 2 decepcionó en taquilla no hubo Los Seis Siniestros. En su lugar Sony cedió los derechos del personaje a Disney para que dos años después, a partir de la escena del aeropuerto de Capitán América: Civil War, Spider-Man pudiera empezar a aparecer en las películas del Universo Cinematográfico de Marvel. Cada filme encabezado por Tom Holland sería entonces una coproducción de Sony y Disney, según un equilibrio muy delicado de derechos que en lo sucesivo provocaría algún que otro pulso entre empresas —en 2019, tras el estreno de Spider-Man: Lejos de casa, Sony amenazó brevemente con sacar a Holland del UCM—, en conjunto a unos films de animación muy prestigiosos (los de Un nuevo universo) y, en fin, el dichoso UPSS.
El UPSS, por cierto, acaba de terminar. Kraven the Hunter es su última entrega, así lo han revelado los medios de EEUU apenas dos días antes de que la película se estrene. Sony no quiere fingir esperanzas de que esta saga cuaje, recordando a cuando en diciembre de 2023 Jason Momoa admitió que el Universo de DC “no pintaba bien” y Aquaman y el reino perdido iba a ser su final (a la espera de lo que sea que haga James Gunn). El UPSS ha tenido una historia algo más corta, por su parte. Kraven the Hunter es solo la sexta película tras Morbius, Madame Web y la trilogía de Venom, y podríamos decir que es la peor de todas si eso, a estas alturas, pudiera significar algo.
Hollywood es una jungla (cutre)
La dejadez de Sony con respecto a Kraven the Hunter es obvia más allá de que no quiera dedicarle muchas ceremonias a la despedida de su universo a la sombra del UCM. En EEUU apenas ha programado 2000 salas para proyectar la película —1000 menos que Venom: El último baile, estrenada hace apenas dos meses—, y cuando el pasado fin de semana se celebró la Comic Con Experience en Brasil al panel de Kraven the Hunter no acudieron ni las estrellas ni apenas público. The Wrap se hacía eco de estas gestiones tan ilustrativas, así como de las palabras de una fuente cercana a Sony: “El mayor problema de esta saga es la falta de control de calidad”.
“Las películas simplemente no son buenas. Y a veces esa falta de calidad tiene que ver con historias que nadie pidió, como Madame Web”. La película protagonizada por Dakota Johnson decidió a principios de 2024 hacer algo inaudito en el género superheroico: prescindir de escena poscréditos avanzando nuevas aventuras de sus personajes. Daba igual lo contradictorio que resultara para este filme en particular —consagrado a una protagonista que veía el futuro y a varias mujeres destinadas a ser Spider-Women—, ya que entonces había demasiadas pruebas palpables de que el UPSS estaba condenado. Si la primera Venom no hubiera ganado tanto dinero —856 millones de dólares en 2018— quizá la cosa no habría dado tanto de sí, pero lo ganó. Y sus secuelas también lo han ganado, manteniendo el desgarbado atractivo del personaje de Tom Hardy y su simbionte.
Fuera de Venom simplemente no ha habido esa suerte. Nadie ha podido replicar esa complicidad o, mejor dicho, ese alegre nihilismo que transmitía la mirada de Hardy —seguramente consciente de la absurdez de todo desde que pudo ver el primer corte de Venom— y con el que tuvo que bregar J.C. Chandor a principios de 2022. Por entonces se nos aseguraba que Bad Bunny iba a protagonizar El Muerto para Sony, estaba al caer el fichaje de Donald Glover como un tal Hypno Hustler, y Morbius iba a estrenarse en cuestión de meses. Sobra decir que hoy ni El Muerto ni Hypno Hustler han prosperado, y que Morbius es el fracaso más icónico (a fuerza de memes) de los últimos años.
En ese momento Chandor hizo lo que pudo según lo que apuntaba a ser el paso más idóneo para su carrera. Como tantos otros nombres perdidos en la maraña superheroica, Chandor es un cineasta que triunfó en los círculos independientes —sus dos primeros films, Margin Call y El año más violento, son excelentes— y que quizá habría seguido en esa senda si Hollywood fuera un lugar un poco más funcional. No es el caso, y aunque Kraven the Hunter terminara de rodarse en esos meses, el film se ha aplazado una y otra vez. Su primera fecha tanteada fue enero de 2023, y llega finalmente cuando todo se ha derrumbado y ni siquiera hay ánimos de examinar si este retraso continuo se ha debido a los temidos reshoots. Esto es, la grabación de nuevas escenas luego del rodaje inicial.
Desde luego Kraven the Hunter tiene un acabado abominable. La puesta en escena es tan incompetente como viene siendo habitual en el UPSS, siendo esta dejadez aún más atroz en cuanto a los efectos digitales. Debido a las características particulares del protagonista —interpretado por Aaron Taylor-Johnson en su tercer personaje superheroico tras Kick-Ass y el Quicksilver de Vengadores: La era de Ultrón—, es necesario que aparezcan bastantes animales salvajes en Kraven the Hunter, y el nivel de su CGI es aún más bajo que el de un film reciente como Gladiator II.
En la misma línea, los posibles añadidos sobre lo grabado únicamente apuntan a litros y litros de sangre digital, de cara a justificar el único elemento distintivo de Kraven the Hunter frente a las películas que le preceden: hay bastante violencia, junto a una pretensión de entretenimiento adulto que refuerza el aire trasnochado de la propuesta, y nos retrotrae al cine superheroico de los 2000.
Adiós, UPSS
Es algo bello en cierto sentido. Durante su accidentada historia la saga de Sony ha tenido que lidiar con la angustiosa ausencia de Spider-Man —condenando cada película a una preventiva crisis existencial por manejar personajes asociados al trepamuros— a causa de su actividad en el Universo Cinematográfico de Marvel, controlando hasta qué punto podía expandirse sus tramas. ¿No es bello, entonces, que las películas del UPSS y muy especialmente Kraven the Hunter quieran asemejarse al primitivo cine de superhéroes de los 2000, previo al estreno de Iron Man? ¿No adquieren un carácter entrañable su CGI de derribo, su violencia mesurada, su oscuridad adolescente?
La respuesta corta es que no, porque Kraven the Hunter es ante todo una película muy mala, pero también reveladora en su desorientación. Se distancia de la maquinaria marvelita por justamente lo que decía aquella persona de Sony: no ha habido control de calidad. Lo que ha implicado la falta de una estandarización, de un modelo sobre el que trabajar, y ocurre que Kraven the Hunter resulta sorprendente desde varios ángulos. El tono adulto no solo emana de esa sangre falsísima, sino también de un drama central que nos habla de un padre abusivo (Russell Crowe), y de cómo su hijo mayor intenta separarse de su sombra (el susodicho Kraven) al tiempo de proteger a su traumatizado hermano pequeño (Fred Hechinger como Dimitri, visto en la citada Gladiator II).
Esto no implica que Kraven the Hunter funcione dramáticamente ni mucho menos, pero no deja de insertarse en unas inéditas coordenadas turbias, que ante todo transmiten imprevisibilidad. A lo cual ayuda, sobre todo, que haya tantísimos personajes en Kraven the Hunter, y que su presencia no obedezca a tener un rol más prominente en el futuro (porque no existe tal futuro). Su presencia se reduce a Kraven the Hunter y a proyectar la trama en direcciones caóticas, sobradamente capaces de provocar hilaridad. Ariana DeBose, que encadenó su Oscar por West Side Story con el cheque de Kraven the Hunter, es la que sale peor parada, pero el circo a su alrededor es memorable.
Asumiendo el esperable dislate de Crowe con su ofensivo acento ruso, las andanzas de Kraven giran en torno a Rhino (Alessandro Nivola) como esperpéntico villano central. Pero también debe lidiar con el Forastero (Christopher Abbott), un mercenario cuyos poderes nunca llegan a quedar claros en la película, y con la presencia del Camaleón, que no es otro que su citado hermano. El personaje de Hechinger ofrece otra pátina de simpatía excéntrica al filme, pues el Camaleón fue el primer villano de Spider-Man jamás aparecido en las viñetas, y aquí apenas utiliza sus poderes metamorfos al margen de… imitar la voz del cantante Harry Styles.
Las dos horas de Kraven the Hunter transcurren continuamente al borde de la implosión, tropezando de formas cada vez más humillantes al punto de que sea difícil enfurecerse con ella. La película parece tan superada por las circunstancias, tan condenada a sufrir los ataques que preferimos ahorrarnos con Marvel Studios, que apunta a merecer algo de compasión, e incluso se asoman vías a las que aferrarse de cara a hipotéticas reivindicaciones. Sobre todo ahora que la saga termina, y las carcajadas a costa de Kraven the Hunter apenas sofocan una ominosa inquietud. Porque fuera de esta absurda saga solo hay estandarización. Fuera del UPSS, ese UPSS al que igual acabamos echando de menos y todo, solo hay multiversos y Deadpool.