Vitrina Venezuela: Pacto de gobernabilidad

Hay que ponerle un freno al deterioro y para ello se necesita un pacto de gobernabilidad para recuperar la confianza desde un foco diferente, el cual debe representar el sentimiento de la mayoría del país, la cual debe respaldarlo formalmente.

Y si bien en el pasado cercano se podía entender como un acuerdo entre chavismo y oposición, hoy, con un chavismo que se ha ido inmolando y auto disolviendo, más bien habría que asegurarse que el pacto sea entre las fuerzas opositoras, sin por eso dejar abandonar acuerdos con el chavismo.

Porque, si bien hoy se alinean detrás de María Corina Machado, lo más probable es que una vez que arranque el gobierno de Edmundo González Urrutia, comiencen a discrepar en, mucho o en poco; pero, por los perfiles de los distintos partidos -que hoy son casi cascarones vacíos- deberían llegar a acuerdos que sostengan esta inédita unidad que es la que, de la mano de MCM, nos ha llevado al triunfo electoral.

Se necesita un periodo corto de blindaje, durante el cual todas las energías de la población estén alineadas, en la conciencia de que el despegue (como en el caso de los aviones), que es un momento de alta vulnerabilidad, la cual necesariamente deberá ser compensada con mucho poder político.

Así como los partidos y la población acompañaron en sus primeras etapas al gobierno chavista, dándole su oportunidad de reformas, se espera que los partidos acompañen en esta nueva etapa ganada legal y legítimamente, con un respaldo muy alto tanto dentro, como fuera del país.

Por otra parte, ante el deterioro evidente en que el chavismo ha dejado al país, sus fuerzas internas, si esperan reconstruirse de cara al futuro, tendrán que pasarle la “factura” a quienes lo llevaron a esta situación, considerando que se necesita el contrapeso democrático de un chavismo emergente, con criterio de construcción positiva, vez de la destrucción sistemática que representó para el país.

El chavismo tiene que llevar a cabo un necesario proceso de limpieza interna que, aunque tarde, será su única garantía de supervivencia.

En esta nueva etapa habrá que redistribuir el poder para que pueda acompañar institucionalmente el pensamiento de reconstrucción. Las gobernaciones, alcaldías, concejos municipales, poder judicial, electoral y estratos medios y bajos de la administración pública, deben ser refrescados para que haya una administración con buena capacidad gerencial y tiempos de respuestas rápidos. La nueva minoría, que incluirá los partidos representados en la cuestionada AN2020, debe apoyar mientras cada partido, incluido el chavismo, lleva a cabo su proceso de depuración y limpieza interna.

El chavismo debe convertirse en una izquierda democrática que sea capaz de llegar a consensos y armonizar leyes, sin convertirse en una fuerza desestabilizadora. Porque si lo sigue haciendo desde la oposición, se va a garantizar no retornar nunca más al poder. El “No volverán” no es solo un slogan de campaña, sino la esencia de una izquierda que, mientras tuvo el poder y fue mayoría, actuó y gobernó como minoría, en la conciencia de que, si perdían el poder, les iba a costar recuperarlo.

En el mundo este tipo de izquierda revolucionaria se inserta en las sociedades como una minoría capaz de equilibrar los impulsos liberales, para que no pierdan su contenido social. En situaciones normales las izquierdas son minorías, porque ejecutivamente han demostrado no ser capaces de gerenciar ni de dar resultados.

Se inclinan a reorganizar la riqueza y los medios de producción logrados por otros, sin tener la capacidad de reconstituirla, hasta que se acaba, pierden el poder, lo asume alguna fuerza que lo reconstituya y, posteriormente, tratan de regresar para volver a gastarlo. Pero parece que, en nuestra región, ese ciclo ya se rompió…

Ellos no mutaron a la izquierda liberal sino se quedaron estancados en la izquierda revolucionaria. No hay una teoría que los ayude a manejar los medios de producción, sino a manejar pobres. El chavismo colapsa por no haber entendido el proceso de evolución y por haberse convertido en una caquistocracia miserable.

Noticias destacadas

• El Nacional. “El 10 de enero de 2025 es la fecha límite para Nicolás Maduro”: Francisco Palmieri, embajador de Estados Unidos para Venezuela.
• El Pitazo. Embajador Palmieri: Nicolás Maduro ha mostrado desesperación en sus últimas declaraciones. Considera que las condiciones actuales no están a favor de Maduro y que su gobierno debe empezar a organizar una transición democrática
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• Efecto Cocuyo. Canciller de Argentina: La situación de Venezuela no admite demoras. Gerardo Werthein, canciller argentino, emitió una contundente declaración contra el gobierno de Nicolás Maduro en la OEA. El Pitazo: Asilados en la Embajada de Argentina denuncian que llevan 19 días sin servicio eléctrico y con agua limitada
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• El Regional del Zulia: Guyana entrega en la CIJ el laudo de su presunta propiedad sobre el Esequibo. Buscan que la CIJ confirme que el laudo de 1899, que determinó la frontera internacional con Venezuela, es legalmente válido y sigue siendo vinculante para ambos Estados como una cuestión de derecho internacional.
• Donald Trump tocó ayer la campana en el NYSE. Aparte, Time lo nombró la personalidad del año.

Lo que no fue noticia (y debería serlo)   

• Que la kakistocracia (la RAE recomienda escribirlo como caquistocracia) es un término de origen griego utilizado en análisis y crítica política, para designar a un gobierno por los más ineptos, los más incompetentes, los menos calificados y los más cínicos; en resumen, el gobierno por los peores. Es una palabra que emergió en estos días de la pluma de Paul Krugman en su despedida después de 25 años escribiendo para el NYT. Controvertido en sus enfoques, su contribución sigue siendo poner sobre la mesa temas para discutir, así uno no coincida ni con él ni con sus escritos y postulados… pero claro… es un Premio Nobel de Economía y hay que respetar eso.
• O que la kakistocracia -la palabra del año según The Economist– es un gobierno “en beneficio de los trúhanes y a costa de los tontos”, parece una descripción adecuada para referirnos a nuestra situación venezolana, a la luz del desastre moral, social y económico en que terminó (ya terminó, así ellos aún no se hayan dado cuenta) el chavismo, ahora con muy pocas posibilidades de regresar alguna vez al poder; no solo por la manera en la que están dejando el país, sino por la manera cruel y sangrienta con la que están manejando la derrota y el devenir jurídico que les espera.

• Ni que el reagrupamiento mundial del “Eje del mal” Irán, Rusia, China y ahora Corea del Norte, pretende mostrar que la caída del gobierno de Siria no les afecta y que seguirán con sus proyectos “hegemónicos” … no es hegemónico el que quiere, sino el que puede… y ellos no pueden. El CIRN puede verse como un desprendimiento/ brazo del BRICS, pero con propósitos más amplios que incluyen al terrorismo y al narcotráfico… ah… y también a lo militar.
• Tampoco que las proyecciones del sector empresario colocan en igualdad de probabilidad de ocurrencia a los escenarios dicotómicos de que haya o no haya sanciones petroleras, armando proyecciones de inflación y tipo de cambio para cada uno de los casos. Lo razonable sería darles un peso sobre probabilidad de ocurrencia, y todos los indicadores nos muestran que la salida de Biden será implacable, y que la llegada de Trump será peor aún sancionando, presionando y aislando. Hay que manejarse con lo que he venido llamando “realismo informado”, pero insisten en moverse en un realismo mágico…

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