El discurso de
Flick acostumbra a ser elegante, pero no inocuo. En la última comparecencia con la prensa dejó un par de perlas. La primera sobre su sanción. Resumen: bien, pero a partir de ahora vamos a mirar si por lo mismo se sanciona a todo el mundo. Lo clásico: siempre los agravios. Eso es lo que genera la máxima injusticia. La segunda fue también clara. Todos han de mejorar: los jugadores, los técnicos, los directivos y, asimismo, los árbitros. Todos cometen errores: los jugadores, los técnicos, los directivos y los árbitros. Sin acritud, pero sin silencios.
Flick no quiere incendios, pero si hay fuego va a apagarlo. No hay una frase más alta que la otra, pero lo que dice no es menor: pitad igual a todo el mundo y equivocaros menos. “Nosotros también mejoraremos”.
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