Nuevo líder de Siria pide el levantamiento de sanciones y dice que no quiere guerra con Israel
Por RFI y France24.
El jefe de la coalición dominada por islamistas radicales, Ahmed al-Shareh, más conocido como Abu Mohamed al Jolani, declaró su deseo de disolver las facciones del Ejército que ayudaron a derrocar a Bashar al Assad y pidió que se levanten las sanciones internacionales. El enviado especial de France 24 a Damasco conversó con el nuevo hombre fuerte de Siria.
Vestido con un blazer y una elegante camisa blanca, el líder del grupo islamista radical Hayat Tahrir al-Sham (HTS), expuso su visión para Siria tras la salida al-Asad en una entrevista con la prensa internacional, en la que estaba presente Wassim Nasr, de France 24. El encuentro fue organizado en la sede del nuevo régimen en Damasco y asistieron nueve periodistas extranjeros. “Hubo condiciones: no podía ser filmada ni grabada”, dijo Nasr. “Pero podíamos hacerle preguntas e informar públicamente sobre lo que nos dijo”.
– France 24: ¿Cómo responde a las preocupaciones de la comunidad internacional por su llegada al poder?
Ahmed al-Shareh: bajo el régimen de Bashar al-Asad, la persecución de los sirios fue inmensa. Los prisioneros fueron asesinados, aplastados, quemados, gaseados con armas químicas, enterrados en barriles explosivos o ahogados en los caminos del exilio. ¿Dónde estaba la preocupación de la comunidad internacional durante este periodo?
Liberamos el país con un daño mínimo para los civiles. Liberamos Alepo, Hama y Homs sin provocar el más mínimo éxodo de comunidades. Eso debería ser tranquilizador. En once días, hemos puesto fin a 54 años de dictadura.
Nuestro proyecto es para Siria. Estamos recuperando un país que está destrozado en todos los sectores: la industria, el comercio, el ejército, la administración, mientras que antes de Asad era una referencia en todos los ámbitos. Nuestra operación no fue sólo militar; llegamos inmediatamente en las zonas liberadas con una administración, servicios y una fuerza policial, con la ayuda de las instituciones que creamos en Idlib.
Sin embargo, es demasiado pronto para decir exactamente qué forma adoptará el nuevo régimen que estamos instaurando. Redactar una nueva Constitución llevará tiempo. Podrían celebrarse elecciones, pero tal y como están las cosas, ni siquiera sabemos cuántos votantes hay en Siria. Por ejemplo, muchos menores han alcanzado la edad de votar en los campos o en el extranjero y no tienen documentos de identidad. Hay que hacer un trabajo enorme para volver a crear un censo.
Nuestra primera preocupación es conseguir que la gente vuelva a casa, ya sean del extranjero o desplazados en Siria. Por tanto, tenemos que asegurar este periodo transitorio, garantizando al mismo tiempo que se proporciona la ayuda necesaria a todos los sirios que regresan a casa, con alimentos, infraestructuras, servicios y seguridad.
En cuanto a nuestra política, se va a celebrar un congreso nacional y, en función de las conclusiones que surjan, pondremos en marcha los mecanismos de aplicación.
– ¿Por qué ha cambiado el uniforme militar por la ropa civil? ¿Qué futuro le ve a la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU [adoptada en 2015 y que establece una hoja de ruta para un acuerdo político en Siria]?
Lo militar era para la guerra. Ahora estamos en una fase diferente. Es muy sencillo.
En cuanto a la resolución 2254, hemos devuelto a los desplazados a sus hogares, hemos expulsado a las milicias extranjeras, hemos hecho una transición pacífica con los órganos del Estado, así que ya hemos aplicado las recomendaciones de esta resolución. Por tanto, hay que adaptar esta resolución de hace nueve años a la nueva realidad.
– ¿Cómo evitar vendettas y conflictos internos tras trece años de guerra?
Bashar al-Asad, su familia y sus edecanes deben ser juzgados y se deben poner en marcha procesos para confiscar sus ganancias mal habidas. Por lo demás, se ha dado prioridad a la amnistía. Todos aquellos que no respeten esta decisión, ya sean civiles o miembros de nuestras filas, serán procesados.
– ¿Qué medidas van a tomar para hacer frente a los combatientes extranjeros que lucharon junto a ustedes en Siria?
Gente de todo el mundo ha venido a luchar a Siria por empatía con los sirios. Todos los que están de nuestro lado han aceptado seguir nuestras directrices y aceptar nuestro gobierno. No suponen ningún peligro para otros países y merecen ser recompensados por sus esfuerzos. Por tanto, su situación se tratará legalmente y se regularizará a través de la legislación.
– ¿Cuál es su reacción ante las últimas incursiones y ataques israelíes en Siria?
Los israelíes tenían la coartada -o excusa- de las milicias iraníes para atacar en Siria. Pero esas milicias ya no están allí.
No queremos conflictos, ni con Israel ni con otros países. Siria no se utilizará para atacar a otros países: los sirios están cansados y sólo necesitan vivir en paz.
– Mientras las delegaciones británica y francesa llegan a Damasco, ¿qué pide a la comunidad internacional?
Tenemos contactos y vínculos con varios países de todo el mundo desde hace cinco años. La comprensión de nuestro proyecto y de lo que hemos conseguido en Idlib ha contribuido a reducir su desconfianza hacia nosotros.
Pedimos la ayuda de la comunidad internacional para procesar a los criminales del régimen de Asad y recuperar el dinero robado a los sirios. También pedimos que se presione a Israel para que ponga fin a sus operaciones en Siria.
– ¿Está pidiendo que se retire a HTC de la lista de organizaciones terroristas de Naciones Unidas?
Nuestra inclusión en la lista de organizaciones terroristas es una decisión política. Como HTC, hemos llevado a cabo operaciones militares, pero no hemos atacado a civiles. El terrorismo consiste en atacar a civiles.
Pero, a la vista de lo que está ocurriendo, no importa si estamos sometidos a sanciones o en una lista de terroristas. Lo importante es levantar las sanciones a Siria.
Ni siquiera deberíamos estar negociando el levantamiento de las sanciones: es nuestro derecho liberarnos de ellas, los sirios, las víctimas, estamos siendo castigados por las acciones de nuestro verdugo, que ya no está.