Descubren que las ballenas francas pueden vivir 130 años o más, casi el doble de lo que pensaba
Las ballenas de Groenlandia (Balaena mysticetus) son capaces de vivir 150 años o más, un récord tan solo superado por su vecino, el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus), quien gracias a un metabolismo lento influenciado por las bajas temperaturas de su medio, además como una extraordinaria regeneración del ADN, ostenta el récord entre los vertebrados con casi de 300 años –aunque se cree que estas estimaciones son demasiado conservadoras e incluso podría alcanzar el medio milenio–. Ahora, al grupo de ' matusalenes ' del mar hay que sumar una nueva especie: la ballena franca (Eubalaena australis). Una nueva investigación publicada en la revista ' Science Advances ' revela que estos cetáceos pueden sobrevivir durante más de 130 años, casi el doble de lo que se creía anteriormente. Las ballenas francas, que están mucho más relacionadas con las ballenas de Groenlandia que cualquier otra especie, parecen tener una esperanza de vida similar a la de sus parientes. Las dos especies filtran el alimento a través de sus barbas y migran estacionalmente para dar a luz. Los balleneros las consideraban las ballenas 'correctas' para cazar debido a su espesa grasa, que las hacía flotar cuando las mataban. El estudio actual examinó cuatro décadas de datos recopilados por programas de identificación fotográfica que rastreaban ballenas individuales de dos especies: la ballena franca austral, que vive en los océanos al sur del ecuador, y la ballena franca del Atlántico Norte, en peligro crítico de extinción, que se encuentra a lo largo de la costa atlántica de América del Norte. Los investigadores utilizaron los datos para construir curvas de supervivencia (gráficos que muestran la proporción de una población que sobrevive a cada edad) similares a las que utilizan las compañías de seguros para calcular la esperanza de vida humana. El análisis reveló que las ballenas francas australes, que antes se creía que vivían sólo entre 70 y 80 años, pueden superar los 130 años de vida, y algunos ejemplares pueden llegar a los 150 años. En cambio, el estudio descubrió que la esperanza de vida media de la ballena franca del Atlántico Norte es de tan solo 22 años y muy pocos ejemplares sobreviven más allá de los 50 años. Según Greg Breed, profesor asociado de la Universidad de Alaska Fairbanks, el marcado contraste en la esperanza de vida de estas dos especies estrechamente relacionadas se debe principalmente al impacto humano. «Las ballenas del Atlántico Norte tienen una esperanza de vida inusualmente corta en comparación con otras ballenas, pero esto no se debe a diferencias biológicas intrínsecas, y deberían vivir mucho más», señala Breed. «Con frecuencia quedan enredadas en aparejos de pesca o son golpeadas por barcos, y sufren de inanición, posiblemente relacionada con cambios ambientales que no comprendemos del todo». El estudio tiene implicaciones importantes para los esfuerzos de conservación. «Para lograr poblaciones saludables que incluyan animales viejos, la recuperación podría llevar cientos de años», dijo Breed. «En el caso de los animales que viven hasta los 100 o 150 años y solo dan a luz a una cría superviviente cada 10 años aproximadamente, es de esperar que la recuperación sea lenta». El estudio también subraya la importancia del conocimiento cultural entre las poblaciones de ballenas. «Hay un creciente reconocimiento de que la recuperación no es solo una cuestión de biomasa o de la cantidad de individuos. Es una cuestión del conocimiento que estos animales transmiten a la siguiente generación», señala Breed. «Ese conocimiento no es sólo genético, sino cultural y conductual. Los individuos mayores enseñan habilidades de supervivencia. Los animales más jóvenes aprenden observando y copiando las estrategias de los mayores». Breed y sus colegas pretenden ampliar su investigación a otras poblaciones de ballenas y predecir si otras especies de ballenas que actualmente se cree que viven alrededor de 80 años también pueden tener una esperanza de vida mucho más larga. Esperan aprender más sobre cómo la caza de ballenas afectó al número de individuos viejos en las poblaciones de ballenas actuales y predecir cuándo su número se recuperará a los niveles anteriores a la caza de ballenas.