Se perfilan algunas precandidaturas presidenciales
El año que viene será la convocatoria a las elecciones generales de 2026 y ya se empiezan a escuchar algunos nombres de quienes tentarían ser candidatos presidenciales.
Una de las organizaciones que tiene la lista más grande de posibles aspirantes a convertirse en el reemplazo de Dina Boluarte es el Partido Popular Cristiano (PPC), que acaba de cumplir el 18 de este mes 58 años de fundación y que, en esta nueva etapa, ha optado por refugiarse en posiciones más conservadoras.
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Hay cuatro nombres que se mencionan con insistencia en dicho partido: el expresidente de los Juegos Panamericanos 2019, Carlos Neuhaus; el exgobernador regional de Ica, Fernando Cilloniz; el expresidente del Consejo de Ministros, Óscar Valdés; y el excanciller, Javier Gonzáles Olaechea.
Todos ellos figuran como afiliados en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP).
“Sí, son las personas que han manifestado su interés en ser candidatos del partido para el 2026, aunque no descarto que puedan sumarse otras más adelante”, confirmó el secretario general del PPC, Javier Bedoya Denegri.
Bedoya Denegri añadió que se ha procurado ser “estrictos” en que los cuatro interesados compartan los valores pepecistas, entre ellos la libertad de empresa y emprendimiento, la economía social de mercado, la defensa de la familia y que tengan una posición provida.
Lo anterior no significa necesariamente que el PPC vaya a presentar un candidato presidencial. Bedoya Denegri advirtió que, si en el transcurso de conversaciones con otros partidos para la eventual conformación de una alianza aparece otra opción que genere un mayor consenso, entonces se le tendría que dar la prioridad. “Nuestra primera opción -y hemos sido muy claros los dirigentes con los precandidatos- es buscar entendimientos con otras colectividades afines al PPC”, sostuvo.
Más opciones
El PPC no es el único partido que está pensando en alianzas. La República dio cuenta a finales de setiembre que Renovación Popular (RP), que lidera el alcalde de Lima Rafel López Aliaga, había tenido conversaciones, entre otros, con el mencionado PPC, Avanza País, el APRA y “personajes independientes” como Carlos Añaños. Incluso Fabiola Morales, regidora de la Municipalidad de Lima y secretaria general de Educación de RP, informó que se le ofreció a Añaños liderar un esfuerzo conjunto con otras fuerzas. La idea no prosperó.
Otra agrupación que tiene en la mira la posibilidad de concretar alguna alianza electoral es Progresemos. El precandidato presidencial que más suena en esa tienda es Hernando De Soto. En RPP anunció que empezaría a hacer “conexiones con otros partidos” para darle forma a una alianza a la que bautizó como “Hablemos”. No hay novedades al respecto.
El presidente de Progresemos, Paul Jaimes, consideró que a partir de febrero y marzo del año entrante los contactos con otros partidos podrían intensificarse. Además, confirmó que De Soto sigue siendo “la primera opción”, aunque reconoció que el panorama podría cambiar más adelante. “Estamos sujetos a los intereses del partido y del país. Las negociaciones que se vayan a tener pueden marcar otra cosa. (De Soto) va a tener que someterse en las elecciones internas y pelearlas. Queremos que el candidato a la presidencia sea el que mejor se identifique con el partido, queremos a alguien que haga campaña a pie”, declaró.
Jaimes precisó que la primera decisión política de Progresemos en un posible Gobierno será el retiro del Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la instauración de la pena de muerte, según dijo para ir de la mano con las exigencias de los ciudadanos.
Quien también ha anunciado sus intenciones de ser precandidato presidencial es el congresista no agrupado, Carlos Anderson. Está afiliado a Perú Moderno desde julio.
En el Registro de Organizaciones Políticas hay 39 partidos inscritos. Y 30 más en proceso. Para las elecciones se podría superar las sesenta agrupaciones en competencia. Récord nacional y síntoma de un sistema político quebrado.
Habría más incentivos para alianzas
El Congreso aprobó que en el caso de las alianzas electorales la valla electoral será del 6%, independientemente del número de partidos que la conformen. Se busca promover acuerdos. “Mejoraría la situación. Pero el problema es para los partidos más débiles de una alianza que no obtengan representación, porque igual van a perder su inscripción”, dijo el experto en derecho electoral, José Villalobos.