Primero perdonar, después vivir, después amar: La urgente necesidad de romper el silencio de los buenos
Querid@ lector/a, amig@, colaborador/a, auspiciante, suscriptor/a y usuari@ de LaRed21:
En estos días previos a la culminación del año y de reencuentro con nuestros afectos, queremos compartir contigo la siguiente reflexión.
En un mundo donde la maldad parece multiplicarse, resulta inquietante observar cómo la bondad humana permanece pasiva. En este contexto, las palabras de quien recibió un premio Novel de la Paz, Martin Luther King resuenan con fuerza: “Me preocupa el silencio de los buenos”. Su mensaje nos llama a cuestionar nuestra inacción ante la injusticia y a asumir un rol activo en la construcción de una sociedad más justa, solidaria y pacífica.
La maldad no solo se expresa en actos extremos, como en las atrocidades de una guerra o en regímenes represivos, sino también en situaciones cotidianas como el bullying en las escuelas o la explotación laboral en los ámbitos profesionales. Esta maldad insidiosa prospera cuando los testigos deciden callar. Como advirtió Einstein: “El mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad”.
El silencio colectivo refuerza una cultura de complicidad que afecta nuestra identidad como sociedad. Al reprimir el recuerdo de injusticias pasadas, se perpetúa un doble relato que genera conflictos y erosiona el tejido social. Esta realidad nos enfrenta a la urgencia de promover una cultura de reparación y reconciliación de la sociedad en su conjunto.
Actuar ante la injusticia requiere valentía y compasión. Como expresó Etty Hillesum, “ante cada nueva injusticia debemos ofrecer amor y bondad”. La acción individual, aunque parezca pequeña, tiene el poder de generar cambios significativos. Denunciar, apoyar a las víctimas y promover espacios de diálogo son pasos concretos hacia un mundo más justo.
Sin un proceso de verdad y arrepentimiento, perdonar y sanar resultan imposibles. Reconocer los errores del pasado y asumir responsabilidades es esencial para romper el ciclo de la maldad y construir una sociedad basada en la inclusión y el respeto mutuo.
La hora de actuar es ahora. Cada voz y cada acción cuentan. El compromiso con la bondad requiere valentía, pero también la convicción de que un futuro más justo es posible.
Que el 2025 nos encuentre avanzando hacia un mundo donde el amor y la justicia triunfen sobre la maldad.
¡Felices fiestas!
El equipo de LARED21