Cinco cosas que demuestran que eres una persona insegura sin darte cuenta
La confianza es como el dinero: si lo tienes no lo aprecias y si no lo tienes lo echas de menos. Y es que todas conocemos a esa mujer con confianza innata, que pisa fuerte y es decidida, aparentemente sin esfuerzo. ¿Por qué no podemos ser nosotras así? En el fondo lo somos, pero no lo sabemos. Nuestra vida está llena de decisiones, algunas más importantes y otras menos. Cada día tomamos cientos de decisiones sin darnos cuenta (inciso: la falta de decisión, también es una decisión). En este sentido, la autoestima juega un papel fundamental y, la falta de ella, nos hace inseguras por muchos motivos diferentes. Buenas noticias, la confianza se puede entrenar.
Hay gente que parece haber nacido para triunfar. Que tiene ese carácter de forma innata. Pero no todo el mundo es así, y esa gente tiene que prestar un poco más de atención y esfuerzo. Parece difícil, pero la experiencia (y la paciencia) es la madre de la ciencia. ¿Y qué hay que hacer? Vamos a empezar al revés: qué es lo que NO hay que hacer.
Cinco cosas que haces sin querer y muestran tu inseguridad
Sin querer, hay comportamientos que reflejan inseguridad, como evitar el contacto visual, disculparte constantemente, reírte nerviosamente en momentos que no lo requieren, llenar silencios incómodos para aliviar la tensión.
1. Eres excesivamente crítico y minimizas tus logros. Esto puede pasar por muchos motivos. Pero a veces los más críticos somos nosotras mismas. Vemos lo que consiguen los demás y nos sorprende, pero todo lo que conseguimos nosotras nos parece una tontería. Además, cuando alguien nos lo dice, le quitamos importancia. Esto suele venir de la mano del famoso Síndrome del Impostor, según el cual, pensamos que no somos suficiente para un puesto y cuando conseguimos un logro, creemos que se trata del azar.
2. Evitamos contacto visual. Seguro que conoces a alguien con el que puedes hablar solo con los ojos. Y es que la mirada es una herramienta poderosísima de comunicación no verbal. De poco sirve tener el discurso firme y creíble si la postura no acompaña. Desde una perspectiva psicológica, evitar el contacto visual puede deberse a múltiples factores, pero no mirar fijamente a los ojos cuando nos están hablando denota inseguridad. Tranquila, puedes pestañear, no se trata de asustar a la otra persona, solo de hacer entender que estás prestando atención.
3. Te disculpas demasiado. Aunque pedir perdón es una muestra de humildad y educación en situaciones apropiadas, hacerlo de manera excesiva puede dar la impresión de falta de confianza en uno mismo o de que no valoras lo suficiente tus propias necesidades y opiniones. Las personas inseguras tienden a pedir disculpas constantemente, incluso por cosas que no son su responsabilidad o que no requieren una disculpa, como expresar una opinión, ocupar un espacio o cometer errores mínimos. Esto puede reflejar un deseo de evitar conflictos, de buscar aprobación o de no querer incomodar a los demás.
4. Reírse o llenar silencios incómodos. La risa nerviosa es otro signo de inseguridad. La otra persona se lo puede tomar como una falta de respeto cuando no es para nada la intención. Lo mismo sucede con los silencios incómodos: nos dan terror y a veces intentamos llenarnos como sea. Recuerda si lo que vas a decir no mejora el silencio, es mejor callarse. Además, no somos responsables de los silencios, no debemos solucionarse si no procede.
5. Perfeccionismo y procrastinación. La necesidad constante de perfección puede ser en realidad un indicio de baja autoestima. El miedo a las críticas provoca agotamiento y procrastinación. Vas dejando proyectos importantes para después, para luego tener la excusa de que lo has hecho con poco tiempo. Hazlo y si no sale como quieres, la próxima saldrá mejor.