Ideas para el 50 aniversario de la muerte de Franco
Una cuestión crucial a abordar en estos actos sería que las nuevas generaciones conociesen las características de la dictadura franquista y la dimensión de su represión a todos los niveles, ya que muchos no llegan a estudiar bien ese periodo en las aulas e incluso tienen una imagen demasiado complaciente de esos años
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace dos semanas una serie de activades bajo el lema “España en libertad” con motivo del 50 aniversario de la muerte del dictador Franco. Aunque cabe destacar que tras el fallecimiento del dictador todo el entramado institucional del régimen continuó, incluida la sucesión, que se hizo efectiva el 22 de noviembre de 1975 en la figura de Juan Carlos de Borbón a título de rey. Juan Carlos I juró “por Dios y sobre los Santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional”. De hecho, heredó los mismos poderes de Franco, siguiendo la Ley de Sucesión de 1947 y su elección como sucesor en julio de 1969, ceremonia en la que juró fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y lealtad a Franco. No será hasta la aprobación de la Constitución de 1978 cuando sus atribuciones se vieron limitadas, a cambio de convertirse en una persona inviolable, según el artículo 56.3.
En cualquier caso, 1975 es una fecha muy significativa, que el Gobierno de coalición quiere aprovechar para conmemorar el inicio de la recuperación de las libertades, con el período de transición de la dictadura a la democracia. Aunque es importante subrayar que la democracia actual es heredera de la primera democracia que hubo en este país durante la Segunda República y que fue truncada por el golpe de Estado del 18 de julio de 1936. También se debería señalar que precisamente el origen del franquismo está en la violencia y la guerra civil que provocó ese golpe militar contra un régimen democrático y legítimo.
Esta conmemoración sería un buen momento para homenajear a todas las víctimas a manos de la extrema derecha y de la violencia policial durante la Transición, como Arturo Ruiz, María Luz Nájera, Javier Verdejo, Yolanda González, los cinco de la matanza de Vitoria: Pedro Mª Martínez, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda, o los abogados laboralistas Enrique Valdevira, Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez, entre otros muchos, aparte de los muchos heridos. La democracia actual está en deuda con todos ellos ya que se jugaron la vida por conseguir un país mejor y más justo, pero para la mayoría de los españoles son completos desconocidos.
También sería el momento de dar una solución definitiva al monumento de Cuelgamuros, una vez que se exhumaron los cuerpos de Franco y José Antonio, o al Arco de la Victoria de Moncloa en Madrid. Otro aspecto importante sería que la Fiscalía actuase en contra de los delitos de apología del fascismo, ya que lamentablemente hay muchos, y en eso no está funcionando la Ley de Memoria Democrática de 2022. Asimismo, habría que seguir avanzando en la búsqueda y exhumación de cunetas y fosas de las víctimas del franquismo, así como en los bancos de ADN para localizar a los bebés robados de sus familias. Además se deberían señalizar todas las obras públicas que se llevaron a cabo con la explotación de los presos políticos durante la dictadura, que tan rentable fue para muchas empresas como Huarte, Entrecanales, Agromán, Dragados y Construcciones, que cotizan en el IBEX 35 con otras denominaciones.
Otra cuestión crucial a abordar en estos actos sería que las nuevas generaciones conociesen las características de la dictadura franquista y la dimensión de su represión a todos los niveles, ya que muchos no llegan a estudiar bien ese periodo en las aulas e incluso tienen una imagen demasiado complaciente de esos años. Deberían aprender que la democracia de la que disfrutan actualmente fue fruto de muchas luchas y costó mucha sangre.
Según diferentes estudios demoscópicos se hay muchos simpatizantes jóvenes entre las filas de la extrema derecha. Tengo amigos profesores de instituto que me cuentan horrorizados cómo muchos alumnos adolescentes llevan pulseras de Vox. Quizás si supieran que las mujeres durante la dictadura de Franco no podían ni abrir una cuenta bancaria, que no existía libertad de expresión, que había censura o que los detenidos sufrían torturas por la Brigada Política Social, no defenderían tan frívolamente esas ideologías. Los jóvenes son el futuro y la garantía de nuestra democracia, así que ellos deberían de los principales destinatarios de esas conmemoraciones de “España en libertad”. A través de unidades didácticas, documentales, exposiciones y charlas en los centros educativos habría que acercarlos a esta realidad. De esta manera se podría neutralizar el daño causado por las redes sociales, que están plagadas de material averiado y blanqueador el fascismo.
Además, sería una buena ocasión para acercar a la ciudadanía los enormes avances de la historiografía española en los últimos años sobre el estudio de la República, la Guerra Civil y la Dictadura, coincidiendo con el periodo democrático y la apertura de nuevos archivos. Frente a tanto mito y mentira que también afectan a nuestra profesión, hace falta distinguir el grano de la paja, defendiendo los estudios serios y rigurosos frente a la mal llamada historia revisionista, que no recoge más que los viejos planteamientos franquistas remozados.
Lo increíble es que el principal partido de la derecha del país, el Partido Popular, no considere importante realizar esa pedagogía sobre la dictadura franquista. Isabel Díaz Ayuso, respondió a esa campaña del Gobierno afirmando que Pedro Sánchez había enloquecido. Y añadió: “Como su Gobierno está en sus últimas horas, ha decidido quemar las calles y provocar violencia con grupos muy minoritarios, que últimamente salen justo cuando él lo pasa mal”. No sé a qué grupos se refiere, porque si alguien ha incendiado las calles de este país últimamente han sido otros por cuenta de la amnistía.
Está claro que el PP, por su origen, tiene un problema con el franquismo. La presidenta de Madrid necesita aprender más historia de España. Aparte de anunciar que no participará ni colaborará en ningún acto, Ayuso se niega a colocar una placa que recuerde que la sede de la Comunidad en la Puerta del Sol fue un espacio de torturas en los siniestros calabozos de la Dirección General de Seguridad. Tampoco acepta musealizar las trincheras de la Ciudad Universitaria, que podrían visitarse en metro en el centro de la ciudad. Incluso sería una manera de que la Universidad Complutense recaudase fondos para financiarse ante la dramática situación económica a la que la somete la CAM. Lanzo esta idea porque igual así alguien se anima a poner en marcha este interesante proyecto, que en otros países tendrían perfectamente desarrollado desde hace años.
En definitiva, queda mucho por hacer en materia de memoria democrática en este país y esperemos que los eventos que se lleven a cabo a los 50 años de la muerte del dictador no sean una oportunidad perdida.