Sánchez fracasa en vivienda
El problema del Plan de Vivienda de Sánchez es que no es ningún plan, sino una acumulación de retales descoordinados que no ha funcionado en seis años y tampoco funcionará en el futuro, por mucho que la ministra del ramo, Isabel Rodríguez, sea de las más trabajadoras. Para el día 13 se anuncia un macro acto para la enésima presentación de un paquete de propuestas que chocará con las competencias autonómicas, amén de con la propia legislación de la coalición gubernamental, favorecedora de la okupación, la inqui-okupación y de medidas restrictivas en materia de suelo. Sánchez lleva meses anunciando lo mismo, sin avanzar en resultados. Primero fueron 100.0000 pisos sociales, después otros 20.000, más tarde 50.000 y luego 43.000 añadidos. Ya hemos perdido la cuenta del total. ¿Cuántos más va a prometer? Los que quiera, aunque sabemos que el resultado será el fracaso. Si los anteriores compromisos se incumplieron, por qué pensar que van a ser realidad los que nos anuncien el próximo 13. Medidas aireadas a bombo y platillo, como el tope al alquiler, se estrellan contra la realidad, como ha sucedido en Alemania y Francia. A muchos propietarios no les interesa alquilar con tope, ni alquilar a familias que se pueden declarar vulnerables y dejan de pagar, amparadas por una legislación laxa. Mejor vender que alquilar. Y si hay menos oferta, los precios seguirán subiendo, por pura ley de mercado. Los pisos de la Sareb eran un «bluff». Nadie los quería. Construir casas nuevas no es cosa de meses, sino de años. Anunciar otra vez un plan de viviendas es tomarnos el pelo.