Hace unos días, en un medio de comunicación, escuché o vi, no recuerdo en qué medio fue, una queja por la atención recibida en un hospital. Por parte de los contertulios del programa, este hecho se dio como muy habitual, e incluso salieron a colación diferentes equivocaciones y errores. Escuchándolo, me vino a la mente mi experiencia vivida recientemente y que, teniendo en cuenta que está muy bien comentar cuando hay o pensamos que ha habido un error en la atención recibida, y teniendo en cuenta también que es justo dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios en cuanto a la atención sanitaria , por lo que agradecería enormemente se conociera lo que me gustaría también fuera de dominio público. A principios del pasado mes de octubre, tuve un problema por el que el médico de cabecera me hizo un volante para urgencias y, una vez hechas las pruebas pertinentes, se me ingresó en la cuarta planta, Zona F1, en la sección de cardiología del Hospital Universitario de Toledo . Desde el momento del ingreso, la persona que me recibió y me instaló en mi habitación fue de lo más amable y simpática que uno puede esperar. El segundo día conocí a la que pensé, y luego así era por lo que me comentaron, jefa de la sección o supervisora o como lo denominen allí. Aparte de que emitía profesionalidad simplemente en el comportamiento, su trato no pudo ser, igualmente, más amable. Al tercer día, que contando con los tres turnos diarios posiblemente ya había tratado con casi todo el personal de esa sección, pude comprobar que todos parecían haber pasado el mismo casting. Enorme profesionalidad, simpatía y buen humor a todas horas, tratando con un cariño y con una sonrisa inigualables. Cuando tocabas el timbre por lo que fuera, desde el motivo más nimio hasta el más desapacible, nunca iba a entrar una persona con el mínimo atisbo de ser pusilánime. Quien entraba hacía frente al problema y si no podía solo, pedía ayuda, pero cuando salía por la puerta con su habitual sonrisa, el problema había desaparecido. Así pasaba, se abría la puerta y para no ser menos, ya estabas tú con la sonrisa. Podía ser Paulina, Loli, Rosi, Alberto, … No sigo nombrando por no hacer demasiada extensa esta carta, pero cualquiera que viniera te atendía de maravilla, te hacía pasar un buen rato y te daba ánimos como nadie. Recuerdo que pocos días antes de darme el alta, que ya se «olía» por allí y, hablando con una enfermera o auxiliar de lo bien que me había sentido durante mi estancia ingresado, le dijo a mi mujer que «a ver si me iba a pasar como a los de Estocolmo y cuando me dieran el alta no me quisiera ir». Los últimos que vi fueron dos celadores, un chico y una chica, con manga corta en la calle, con un frío horroroso para ser finales de octubre, que hasta que no llegó mi mujer con el coche, no se metieron dentro después de despedirse con la mayor amabilidad del mundo. En la actualidad mi vida ha dado un giro para bien, que no me lo puedo casi creer. Siempre he querido a la familia, pero ahora los adoro, mi mujer (que he llegado a la conclusión de que no me la merezco), mi hijo, mi hija, hijos consortes y mis cuatro nietos, que son los que me siguen animando a seguir luchando y me atienden como a un rey. Pero además de ellos, puedo decir muy alto que haber seguido las normas y consejos que aquel personal me hizo, ha conseguido que mis hábitos de comida y bebida hayan mejorado enormemente y cada día me sienta más sano, sigo con mis aficiones, que son tranquilas, y verdaderamente voy mejorando más despacio de lo que yo quisiera, pero por los informes médicos recientes la recuperación es bastante buena. Resumiendo, el personal de ese departamento es verdaderamente maravilloso. Incluso el equipo médico que me correspondió, evidentemente debió pasar el mismo casting porque era idéntico al trato habitual de la sección. Si a todo esto le sumas que tengo la suerte de tener a Javier y Lola, médico de familia y enfermera que me corresponden del centro de salud de Sillería , que igualmente son adorables, mi recuperación total creo que está asegurada. Quiero pedir a este personal algo, para que todo no sea gratis. Por favor, no cambiéis nunca, continuar con esa personalidad que no sólo hace que cumpláis con el convenio, sino que dais vida a los pacientes que tenemos la suerte de caer en vuestras manos. Yo no paro de dar gracias por haber recabado en esa sección. Quiero también desearos que el año que ya hemos estrenado os llene de felicidad, paz, salud y amor porque os lo merecéis. Un abrazo enorme para todos y cada uno de vosotros, y para siempre gracias de corazón.