La reducción de jornada laboral a 37,5 horas semanales que tan pretendidamente revolucionaria presenta la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz , puede convertirse en papel mojado , en realidad, si tal como aseguran desde Intersindical Valenciana, «la mayoría de los convenios ya están por debajo de las 40 horas máximas actuales». Según su análisis, tan sólo tendrá una repercusión minoritaria, en unas pocas actividades que no han alcanzado ese estatus horario. «Es cierto que, en los sectores donde hay menos implantación sindical, las 37 horas y media pueden ser una mejora», concede esta organización autonómica integrada en la confederación nacional CIG, donde otra federación como la gallega también han reclamado ir más lejos. No obstante, han iniciado una campaña de reivindicación mucho más ambiciosa y que consideran acorde a la realidad del mercado laboral: «Si pensamos en el conjunto de la clase trabajadora, las 32 horas serían la medida más efectiva para mejorar la eficiencia del trabajo, combatir el paro y mejorar la conciliación laboral y familiar , y la libertad de los trabajadores para gozar de su vida con mejor salud». De hecho, Comisiones Obreras y UGT también han llegado a reclamar esa bajada del tiempo de trabajo en 2023, de forma paulatina, si bien ahora han suscrito el acuerdo propuesto por la vicepresidenta del Gobierno, que no cuenta con el respaldo de los representantes empresariales de la CEOE y ha suscitado una polémica esta semana con el Ministerio de Economía , al que Yolanda Díaz acusa de boicotear la medida de reducir a 37,5 horas, ralentizar su tramitación. En el caso de CCOO, desconfían del control horario para garantizar que efectivamente se cumple ese cómputo sin mermar los salarios.