Los conservadores aceptan negociar con la extrema derecha el nuevo gobierno austriaco
Tras el fracaso de las conversaciones de coalición con otros partidos, el el Partido Popular austriaco (ÖVP) aceptó este miércoles la invitación del Partido de la Libertad (FPÖ), de extrema derecha, a negociar una coalición lo que permitiría que, por primera vez en democracia, un dirigente ultra se hiciera con el cargo de canciller en Austria. Aunque Christian Stocker -líder del ÖVP-, anunció que mantendría las conversaciones, matizó que se necesitan “respuestas honestas” en cuestiones importantes como la libertad de prensa, la independencia de Rusia y la cooperación europea. Por su parte, el líder ultra Herbert Kickl aseguró en su primera rueda de prensa tras el mandato para formar gobierno que “en un primer paso, habrá discusiones a muy pequeña escala para definir las condiciones básicas, los requisitos previos y las direcciones". El ÖVP debe compartir su credo de "política honesta", afirmó el populista de derecha. “Ni juegos, ni trucos, ni sabotaje, ni conversaciones cruzadas”, advirtió al ÖVP.
El líder del FPÖ afirmó que es importante restablecer la confianza de la gente en la política en general. Si el ÖVP no seguía sus criterios, amenazó abiertamente con ir de nuevo a las urnas. "Estamos preparados para ello". Según las encuestas, los populistas de derecha han vuelto a aumentar enormemente su distancia con el ÖVP y el socialdemócrata SPÖ en comparación con las elecciones parlamentarias de hace 100 días. Kickl acusó al gobierno anterior, formado por el ÖVP y los Verdes, de haber llevado al país al abismo y dejado un enorme agujero presupuestario. Sin embargo, no mencionó ninguna medida concreta sobre cómo quería resolver este problema. Las preguntas tampoco fueron bienvenidas durante la comparecencia en la que el líder ultra tendió la mano a los populares austriacos y aseguró que ser canciller no era su sueño de toda la vida: "Quien diga eso no sabe nada de mí". De llegar a canciller, Kickl sería el primer político del FPÖ en llegar a ese puesto en Austria. El pasado lunes, el presidente federal Alexander Van der Bellen dio a su partido el mandato de formar gobierno después de que el ÖVP interrumpiera las negociaciones de coalición entre el ÖVP y el SPÖ. Las conversaciones de coalición entre el ÖVP, el SPÖ y el liberal Neos habían fracasado anteriormente. Van der Bellen, exlíder del Partido Verde, dijo que este paso no fue fácil para él.
Más de tres meses después de las elecciones parlamentarias, Austria todavía no tiene un nuevo gobierno. El FPÖ ganó las elecciones parlamentarias de septiembre con casi el 29% de los votos. Al principio nadie quería gobernar con este partido y con su controvertido líder y de ahí que el ÖVP y el SPÖ iniciaran negociaciones con Neos. El canciller Karl Nehammer, que siempre se había pronunciado en contra de una coalición entre su ÖVP y el FPÖ, anunció su dimisión. Ya había descartado una coalición con el FPÖ bajo el mando de Kickl. Ahora el ministro austriaco de Asuntos Exteriores, Alexander Schallenberg, será nombrado canciller interino. Como explicó el miércoles la oficina del presidente federal, el político del ÖVP debería tomar las riendas del gobierno a partir del viernes y al mismo tiempo seguir siendo ministro de Asuntos Exteriores. Schallenberg, de 55 años, se desempeña como jefe de la diplomacia de Austria desde 2019, con una breve interrupción. A finales de 2021, también asumió la Cancillería durante unas semanas en una fase de transición política. En ese momento, Schallenberg sucedió a Sebastian Kurz, quien renunció como canciller en medio de investigaciones de corrupción.