Hace seis años fue deportado de Estados Unidos por la administración que encabezó Donald Trump del 2017 al 2021 y, en lugar de rendirse, regresó a México para conquistar el "Sueño Mexicano",en el albergue migratorio “Hermanos en el Camino” de Ciudad Ixtepec, Oaxaca.Roberto Climaco, migrante originario de El Salvador, explicó a MILENIOque, después de ser deportado y de intentar regresar dos veces a los Estados Unidos, decidió quedarse en México para salir adelante; ahí conoció a Idalia, con quien formó una familia y tuvo dos hijos."Me quedé aquí como voluntario, le doy el mantenimiento a lo que es el albergue, realicé lo que es mi familia, tengo una pareja, mis hijos y pues aquí estamos echándole ganas a la vida, ya ahora el “sueño americano” se terminó, ahora en día creo que el sueño es el “sueño mexicano”".Gracias a su labor de voluntariado, Roberto se ganó la confianza de los responsables del albergue, además, cuenta con una vivienda, en la que logró sacar adelante a su familia.“Me ha dado una casa al fondo, vivo a parte de lo que es el albergue y pues, cualquier cosa que ya se ocupa, pues ya me llaman, estamos al servicio de aquí del albergue y de los compañeros migrantes, si los trabajos que acá realizó son trabajos particulares, para acá la zona de Ixtepec. Fíjate que gracias a Dios nunca he tenido un problema con la ciudadanía de acá”.En este albergue encontró, además de un espacio para él y su familia, la forma de hacer voluntariado donde además de las tareas de mantenimiento, le permiten en este taller de balconería, hacer trabajos de manera particular, así lo confirmó a MILENIO Alejandro Solalinde, fundador de este refugio migrante.“No les brindo el espacio, es su casa, más bien ellos me brindan el espacio a mi porque esta es casa de ellos y yo comparto el trabajo, la vida, la casa, nuestro albergue es como una familia”.Dalila, su esposa, se dedica también a trabajos de voluntariado, donde apoya con tareas administrativas, ganándose la confianza y con ello, un lugar dentro de esta organización. “Nuestro hogar, pues aquí vivimos, gracias a Dios el padre nos ha permitido, él lo nombró área de salvadoreños, así lo nombró, un sueño mexicano, exactamente, aquí ya, ya le digo que ya me siento istmeña”.Roberto dijo a MILENIO que trabajo donde quiera hay, sólo se necesita la voluntad y honestidad para realizar los trabajos y con ello evitar arriesgar la vida para poder ingresar a Estados Unidos.“Hay sueños que se pueden cumplir, lo que necesita es echarle ganas al trabajo para sobresalir y sigan saliendo adelante,sí se puede, yo digo que ahora ya no es el sueño americano, sino es el sueño mexicano”.MO