Albares promete 10 millones para el Ejército libanés
El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel Albares, ha anunciado desde Beirut que España dará una ayuda de 10 millones de euros al Ejército libanés a través del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La suma irá fundamentalmente a herramientas logísticas como placas solares y complementos salariales para los soldados. Muchos de estos militares llevan meses sin cobrar debido a la situación de bancarrota del Estado libanés.
Albares también ha asegurado que la ayuda a proyectos humanitarios aumentará este 2025 a 20 millones de euros, diez de los cuales ya estaban comprometidos. El año pasado el Gobierno contribuyó a mejorar las maltrechas condiciones del pueblo libanés con 10,6 millones de euros como primera entrega de un paquete de 30 millones en tres años. “La paz en Oriente Medio es una de las grandes prioridades de este Gobierno”, ha declarado Albares en el Palacio presidencial antes de insistir en la necesidad de que el país pueda contar con unas Fuerzas Armadas en condiciones de garantizar “la soberanía, la seguridad y la integridad” del territorio.
Lo cierto es que la situación de los libaneses es desesperada. El país lleva en “default” desde 2019, una crisis agravada tras la explosión en agosto de 2020 de un polvorín en el puerto de Beirut que acabó con la vida de 217 personas. Aquel accidente puso la puntilla a una economía que llevaba décadas en caída libre. Los funcionarios llevan meses sin cobrar y no es extraño montarse en un taxi conducido por un soldado después de que el estamento militar les haya autorizado a realizar un segundo trabajo para sobrevivir.
La larga guerra en Siria, que ha durado más de trece años, también ha supuesto una carga adicional. Los refugiados llevan más de una década traspasando sus fronteras para escapar del horror y se calcula que en este momento hay más de un millón de refugiados sirios en el país de los cedros. A esto hay que sumar el medio millón de palestinos instalados de forma permanente en suelo libanés y que suponen el 10 por ciento de la población total.
La presencia del jefe de la Diplomacia española hoy en Beirut coincide con un desbloqueo histórico de la política libanesa, que lleva más dos años y medio estancada. La primera parada del ministro ha sido en el Parlamento, donde se ha reunido con el presidente y veterano político de Amal, el chií Nabih Berri. Más tarde ha mantenido un encuentro con el recién nombrado presidente del país, el general cristiano Joseph Aoun, quien hasta hace poco servía de enlace con la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) como mando supremo del Ejército.
La recientísima formación de este Gobierno insufla algo de esperanza a este país en horas bajísimas. Tanto el general Aoun, presidente desde el pasado 9 de enero, como Nawaf Salam, votado primer ministro este mismo lunes, suponen un aire nuevo para la sectaria política libanersa. Salam, musulmán suní, viene de dirigir en La Haya la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que el año pasado abrió el procesamiento de Israel por genocidio contra los palestinos de Gaza. Según la Constitución del país, cada uno de los tres poderes máximos del Estado tiene que estar ocupado por una de las tres comunidades religiosas reservando la presidencia del Parlamento a los chiíes.
Todos los esfuerzos occidentales van destinados a reforzar a las tropas libanesas frente a un Hizbulá cada vez más debilitado. El próximo 26 de enero vence el alto el fuego de 60 días en la frontera con Israel que, no obstante, ha sido violado en sucesivas ocasiones por ambas partes en conflicto. Rosa Meneses, analista y experta en Oriente Medio, asegura a este periódico que "el desbloqueo político que acabamos de ver confirma el debilitamiento de Hizbulá, que ya no controla estas dos figuras fundamentales de la estructura política del país. Estos movimientos certifican que el partido-milicia chií ha perdido peso político después de los ataques israelíes que lo descabezaron en septiembre. Bajo la presidencia de Aoun y la jefatura de Gobierno de Salam, el Líbano se acerca más a Occidente y se aleja de la influencia política de Irán, a lo que ha ayudado también la caída de Bashar Asad en Siria”.
Albares tiene previsto reunirse esta tarde con el primer saliente, Najib Mikati, antes de un encuentro con el español que lidera la misión de la FINUL, general Aroldo Lázaro, y el nuevo jefe de Gobierno, Nawaz . Esta fuerza de interposición de la ONU lleva en el sur del país desde 1978. Creada inicialmente para supervisar el desarme de Hizbulá, su propósito se ha ido actualizando al albur de los acontecimientos en una de las fronteras más calientes del planeta. Actualmente sirven unos 10.000 hombres de medio centenar de países distintos entre los que se encuentra España, que participa con 670 efectivos. Dentro del sector Este, que también lidera España, nuestro país opera desde la base “Miguel de Cervantes”, en la localidad de Marjayún, donde se encuentra el cuartel general español.