«Podría ser una modalidad de cartas nigerianas, que han ido evolucionando» , dice a 'ABC' una investigadora de este tipo de engaños cuando se le expone el caso de Abel. Sobre él pesa una orden europea de cooperación, dictada por las autoridades alemanas, por un presunto delito de estafa. A tenor de un exhorto judicial, este vecino de Illescas ha vuelto a declarar este jueves que él es un damnificado más de un estafador. Por lo que ha contado en los juzgados de la ciudad de Toledo, sería víctima de la evolución de un tipo de fraude informático conocido como cartas nigerianas, que tiene como objetivo conseguir solapadamente el acceso a la cuenta bancaria de un usuario. Según Fátima Gutiérrez, su abogada del turno de oficio, la historia de Abel arranca cuando su cliente contactó por internet con un supuesto prestamista, con quien se escribió por WhatsApp: «Le dijo que tenía que abrir una cuenta en un banco para que le llegase el dinero que había solicitado y que también se harían en ella las devoluciones de las cuotas». Abel abrió una cuenta a su nombre y facilitó unos códigos de acceso al supuesto prestamista, que luego «le pidió que ingresara antes» unos 200 euros. «Le pareció raro, se negó a continuar, cerró la cuenta y borró sus datos en WhatsApp» , continúa la letrada. Pero la cuenta bancaria ya quedó a merced del supuesto prestamista, aunque «el teléfono móvil y el correo electrónico que aparecen en ella no son de Abel». Se supone que el vecino de Illescas tiene una fábrica de madera en Alemania y, en la cuenta manejada presuntamente por el supuesto prestamista, los denunciantes han ido ingresando dinero para comprar género, según la abogada. « Hay dos denuncias de ciudadanos alemanes, pero seguro que le lloverán más porque la gente que ha ingresado dinero en esa cuenta le va a pedir responsabilidades», aventura la letrada. Es la segunda comparecencia de Abel en los juzgados de Toledo y este jueves ha declarado lo mismo que la primera vez, el 7 de noviembre de 2023. «Cuando le llamaron entonces y le informaron de que era por una presunta estafa, él se quedó loco», recuerda Fátima Gutiérrez. «Ahora ha vuelto a contar exactamente lo mismo y ha aportado la cancelación de la cuenta y la denuncia ante la Policía», desvela la abogada, quien ha reprendido a su cliente: «Cuando necesites dinero, no puedes llamar a cualquiera que se anuncia y que supuestamente te da el dinero de un día para otro» .
