Feliz reencuentro tras 471 días de terrible cautiverio en manos de Hamás
Las tres jóvenes israelíes secuestradas por Hamás hace 471 fueron liberadas, como se había acordado en el pacto de alto el fuego en Gaza entre Hamás e Israel, algo después de las cuatro de la tarde del domingo.
La expectativa en el país era enorme, en las casas, los trabajos, las escuelas, en las calles y en la Plaza de los Secuestrados, una plaza en Tel Aviv que cambió su nombre tras el brutal asalto de Hamás el 7 de octubre de 2023, que se saldó con 1.200 muertos y 250 secuestrados. Desde antes de la hora prevista, fueron llegando personas a la plaza, muy cercana a la sede del Foro de los Secuestrados y Familias de Desaparecidos.
Varias cadenas de televisión israelíes retransmitían desde allí y los periodistas internacionales eran también muy numerosos. Había conocidos de las liberadas y miles de desconocidos que llevan más de un año exigiendo su liberación.
Romi Gonen es una bailarina, que tenía 23 años cuando fue secuestrada por hombres armados de Hamás en el festival de música Nova, aquel fatídico sábado 7 de octubre de 2023.
Más de 360 personas murieron en el festival cuando los atacantes cruzaron la frontera, a dos kilómetros al oeste. El paisaje desértico ofreció a los asistentes a la fiesta escondites limitados y las rutas de salida estaban bloqueadas por los terroristas.
Gonen pasó horas escondida junto con varios amigos antes de recibir un disparo en la mano. Estaba hablando por teléfono con su madre cuando la oyeron decir «voy a morir hoy».
Lo último que oyeron sus familares fue a los atacantes decir en árabe «está viva, llevémosla». Su teléfono fue rastreado más tarde hasta una ubicación en la Franja de Gaza.
Los israelíes tienen muy presente las imágenes de su hermana, quien con un megáfono, gritaba el nombre de Romi en la frontera con Gaza.
Doron Steinbrecher, de 31 años, se dedicaba a la enfermería veterinaria y fue secuestrada de su casa en el kibutz Kfar Aza, cerca de la frontera noroeste de la Franja de Gaza.
Kfar Aza fue una de las comunidades israelíes más afectadas, de sus 700 habitantes, 62 fueron asesinados y 17 secuestrados, entre ellos, Doron.
Cuando comenzó el asalto, Doron se comunicó con su familia y amigos a través de WhatsApp para decirles que se estaba escondiendo debajo de la cama mientras escuchaba que entraban los terroristas en su casa.
En su último mensaje de voz dirigido a su familia, se la escuchó gritar «¡me atraparon!», mientras se escuchaban gritos y disparos de fondo. Durante casi cuatro meses la familia de Doron no supo nada de su paradero ni de su estado.
Estudió teatro y cine en la escuela y desarrolló un amor por los animales que la llevó a convertirse en enfermera veterinaria, según un comunicado del Foro de los Secuestrados y Familias de Desaparecidos.
Emily Damari, de 28 años, es una británica-israelí quien también fue secuestrada de su casa en el kibutz Kfar Aza. Creció en Londres.
Según relató su madre en diferentes entrevistas, Emily recibió un disparo en la mano, resultó herida por metralla en la pierna, le vendaron los ojos, la metieron en la parte trasera de su propio automóvil y se la llevaron a Gaza. También vio cómo disparaban y mataban a su perro.
Su madre, Mandy Damari, también vivía en el mismo kibutz. La madre, como todos los habitantes, se escondió en su habitación segura e, irónicamente, una bala de los terroristas que impactó en la manecilla de la puerta le salvó la vida porque a los atacantes les resultó imposible abrirla.
Mientras se desarrollaba el asalto, Emily le envió a Mandy un mensaje de texto que contenía un emoji de un solo corazón y ese fue el último contacto que tuvieron.