Las imágenes de Errejón en su declaración: "Di un paso atrás en Sumar por mi inocencia"
Íñigo Errejón declaró durante 49 minutos ante el titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid por la agresión sexual de la que le acusa Elisa Mouliaá.
De pie en todo momento, como se puede ver en las imágenes a las que ha tenido acceso LA RAZÓN, explicó que la conoció dos años antes y que hablaban tanto por Instagram y Telegram. En esta última aplicación tuvo con Mouliaá "conversaciones subidas de tono a nivel sexual".
En este primer encuentro físico entre ambos, él al menos, afirmó, sintió que había “tensión sexual”. No sabía que la denunciante estaba casada y no recuerda Errejón que la invitase a la presentación de su libro a finales de octubre en Matadero. Una presentación que defendió como "acto público" y en el que no tuvo constancia que ella estuviese entre el público.
Sí, que es día estaban chateando y él le dijo que le iban a dejar en casa. La actriz accedió y quedaron en una coctelería de la céntrica zona de Madrid donde residía y en la que no hay cerveza barril, tomaron dos "Guinness" cada uno y comieron los aperitivos que ponen para acompañar la cerveza. No cenaron.
Negó el expolítico que, como Mouliaá afirmó, tuvo con ella una "actitud fría" y que estuviese "serio". La que tuvo, alegó, es la "actitud que se tiene con alguien que se queda como un ligue", y tras años chateando, especialmente los meses previos.
Le dijo que él no tenía ganas de salir y que, en todo caso, preguntará a sus amigos si podía ir “porque era conocido e igual no era cómodo”, salió a ella a llamar por teléfono y dijo que sí, que todo bien con quien fuera.
Ahí llegaron las tres normas que la actriz explicó que le había fijado para que cumpliese durante esa noche. Él quitó hierro a estas normas, defendió que simplemente le pidió que no se separase mucho de su lado porque "no conocía a nadie" en la fiesta y que, en cualquier caso, fue en clave de "tonteo" lo de que no se alejase más de 20 metros.
Admite el denunciado que fue él quien tomó la iniciativa y la actriz "le siguió". Errejón no la vio "muy borracha" y sí que "sabía perfectamente lo que hacía".
El expolítico defendió que era "imposible" que, como dice ella, estuviese bailando con una amiga y él llegase para llevársela de forma violenta. En la habitación, donde ambos afirman que estuvieron, el supuesto agresor explica que no se sacó el miembro, lo que ella contradice, y lo limitó a unos "besos", entre los que Mouliaá le tocó "el pecho y el culo".
Errejón niega que le dijese que parase y defiende que "si se hubiera sentido incómoda, no se habría ido con él" después. Explicó que , tras de abandonar la habitación, se marcharon de la fiesta juntos y fueron a casa de él, donde este dice que solo hubo más besos y niega que ella le parase su intención de mantener relaciones con un "Íñigo, parce mentira que me pase esto contigo, solo sí es sí". Siguieron hablando, dijo al juez, hasta 2023.
Sobre lo que pasó en los últimos meses, tras estallar el escándalo, reconoció, eso sí, que tuvo que dejar la portavocía parlamentaria de Sumar y sus cargos orgánicos en el partido de Yolanda Díaz por la incongruencia política que veía en seguir y a la vez defender su inocencia.
La razón de esta denuncia, que negó que estuviera basada en la realidad de lo que ocurrió esa noche, Errejón confesó que cree que pudo ver que había un "nicho mediático" por ser Errejón "una persona muy conocida" y, en un momento, con su acusación de agresión sexual, "se sube esa ola" para conseguir una "atención mediática que nunca había tenido" y de la que apuntó que le podrían "haber reportado beneficios".