"La primera lectura de las palabras de Trump es que España no le importa nada"

La segunda era de Donald Trump al frente de Estados Unidos arrancó con un acto de investidura en el que el magnate firmó más de un centenar de órdenes ejecutivas con el foco puesto en erradicar el legado de Joe Biden, materializar su cruzada antimigratoria, reforzar el Ejército, recrudecer la guerra comercial contra China, aumentar la venta de petróleo y gas y retirar al país del Acuerdo Climático de París, entre otros frentes. En paralelo, el republicano situó a España en el centro de su primera declaración al señalar que es un país que forma parte de los BRIC, acrónimo que designa a Brasil, Rusia, India y China, agrupando a economías emergentes que buscan mayor influencia en la escena global. LA RAZÓN analiza con el catedrático de Estudios Norteamericanos en la Universidad de Alcalá y director del Instituto Franklin - UAH, José Antonio Gurpegui.

Trump confundió a España con uno de los miembros de los BRIC, ¿cree que fue intencionada esa declaración del presidente republicano?

Tras ver varias veces la escena, me hubiera gustado conocer a fondo el contexto en el que se produjo la declaración. Bajo mi punto de vista parecen unas declaraciones un tanto descontextualizadas porque según ha revelado el periodista de «ABC» que le preguntó estaban en ese momento hablando sobre la OTAN. Dicho esto, sospecho que Donald Trump no tiene muy claro dónde se ubica ni qué papel tiene España en el mundo. Yo sospecho que a lo mejor quería referirse a otro acrónimo, PIGS, es decir a Portugal, Italia, Grecia y España. Porque el tono con el que se dirige al periodista es interrogativo. Como si estuviera preguntándole a él.

¿Qué lectura podemos hacer?

Sin duda, la primera lectura es que España no le importa nada. O puede que sea la cabeza de turco de Trump para exigir a los miembros de la OTAN que contribuyan más a los fondos para la Alianza. En este sentido, con una aportación del 1,2 por ciento del PIB a las cuentas de la OTAN, lo cierto es que nuestro país no se ha puesto las pilas a pesar de que hemos tenido tiempo de sobra para aumentar la aportación de la OTAN.

Hay que reconocer que Europa en general y España, en particular, no han hecho los deberes...

Efectivamente. Da la sensación de que el presidente Trump se ha cansado de ser el «Tío Gilito». En este sentido, el nuevo Trump que llega ahora creo que será mucho más radical no solo con la aportación española sino con la europea. No en vano, la petición de aumentar el presupuesto de la OTAN es una reclamación de la Administración de Barack Obama y, posteriormente, también Hillary Clinton, lo llevaba en su programa.

¿Cómo considera que será la relación entre Trump y los países europeos, incluida España?

Trump va a intentar una interlocución individual con los Estados en vez de con el conjunto de Europa. En este sentido, se dirigirá a los países con los que tiene buena relación como Italia o Hungría, por ejemplo. Él va a intentar tener una interlocución individual con los estados, sobre todo, con los estados que le puedan ser favorables.

Esta interlocución, ¿es peligrosa para Europa?

Sin duda. Yo creo que es muy peligroso para Europa, para su cohesión y su integridad. Creo que el diálogo no funciona hasta ahora en su conjunto.

¿Podría Sánchez convertirse en el interlocutor de Europa con Trump?

Para nada. Ya hemos visto que para Trump su interlocutor en España es Santiago Abascal, a quién invitó a los actos.

¿Qué supone que EE UU imponga aranceles del cien por cien?

El tema de la política arancelaria de Trump creo que no va a ser tan drástico como está diciendo porque puede tener un efecto bumerán para el propio Donald Trump y salir perjudicado de tres maneras. Por un lado, porque podría elevar la inflación, es decir, quien va a terminar pagando los productos más caros van a ser los propios norteamericanos, especialmente las clases medias y las clases bajas. La segunda consecuencia es que Europa ya está pensando en poner en marcha una comisión para analizar el efecto de las medidas de Trump. Y la tercera consecuencia es que China podría aprovechar para introducir sus productos en Europa.

¿Cómo se encuentra la relación con España y qué puede pasar en los próximos meses?

Por un lado, está la relación federal. En tanto en cuanto formamos parte de Europa, si sube los tipos arancelarios a Europa, pues nos va a influir, especialmente al sector automovilístico. Por otro lado, está la relación en materia de seguridad y defensa que tiene que ver con las bases de Rota y Morón. No creo que sufra alguna alteración. Y por último la relación con Marruecos. Rabat es un aliado fiel de Estados Unidos y lo que puede ocurrir, de manera hipotética, es tener algún contencioso que pueda influir en las relaciones bilaterales. Y, por último, está la relación de los estados con las distintas Comunidades Autónomas.

¿Cómo será la relación económica?

Las relaciones políticas y las relaciones comerciales de España con Estados Unidos no van necesariamente de la mano. Las relaciones económicas siguen su propio dinamismo y no de la mano del Gobierno de turno.