Добавить новость
ru24.net
World News
Январь
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24
25
26
27
28
29
30
31

El mal sueño de Bob Dylan llega a Gdansk

0

GDANSK, Polonia.- Un mal sueño tiene inquietos a los habitantes de este puerto donde empezó la Segunda Guerra Mundial e inició el fin de la dictadura comunista en Europa. Después de 36 años de libertad, la guerra y sus calamidades tocan, otra vez, la puerta.

Vladimir Putin es el sujeto de la pesadilla en el Báltico, desde que sus tropas invadieron a la vecina Ucrania y rompieron la regla angular que ha mantenido la paz después de la Segunda Guerra Mundial: no alterar las fronteras con el uso de la fuerza o sin el consentimiento de las partes.

Al caminar por las calles heladas, entrar a los Astilleros y observar a la gente que va de prisa y la mirada baja, uno tiene la sensación de haber entrado en “un sueño desconcertante. Soñé que me había metido en la Tercera Guerra Mundial”, como dice el blues del Nobel de literatura, Bob Dylan.

La guerra ya está aquí al lado. Ya empezó.

Los ucranianos se defienden con las armas que les proporcionan Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia.

Rusia combate con soldados enviados a fuerzas por la dictadura de Corea del Norte, el apoyo económico de China y la asistencia militar de Irán.

Falta saber si a Putin se le va a permitir quedarse con parte de Ucrania para que así haga un alto estratégico, retome fuerzas y asalte, como ha anunciado, a los países del Báltico que ya mencionó con la misma claridad que hizo Hitler desde antes del fatídico 1 de septiembre de 1939, día en que comenzó la Guerra Mundial con la invasión a esta ciudad.

En Gdansk no es desconocido el martirio.

William L. Shirer, el gran periodista estadounidense que cubrió el “auge y caída del Tercer Reich” para distintos medios internacionales, cuenta en su libro principal que él vio, con sus ojos, los estragos de la batalla en que los tanques alemanes se enfrentaron a los defensores: la caballería polaca.

“Yo mismo llegué al campo de operaciones unos días más tarde y alcancé a ver la repulsiva carnicería, símbolo de la breve campaña polaca. ¡Caballos contra tanques! ¡La larga lanza del jinete contra el largo cañón del tanque!”, escribió.

Por eso Margarita me preguntó hace unos días, lejos de aquí, con un té de manzanilla en la mano: “¿Qué seguridad tenemos de que después de Ucrania no seguimos nosotros? ¿La OTAN? En la II Guerra teníamos muchos acuerdos de cooperación de defensa mutua y nadie nos ayudó”.

Sí, entre otros países, Rusia tenía firmado un pacto de defensa mutua con Polonia, y cuando Alemania invadió este país, Stalin dijo que como Polonia ya no existía, el acuerdo quedaba nulo. Ya había hecho un pacto secreto con Hitler, y tomó la mitad de esta heroica nación.

-¿Viven tranquilos, Margarita? -pregunté.

-Es increíble que vivamos tranquilos, si tenemos una guerra al lado.

-¿Cómo?

-No pienses. Es increíble, pero se puede. No pienses -contesta con serena vehemencia.

En el recinto de los Astilleros de Gdansk, Ewa me lleva a un salón muy grande y me sienta en la primera fila de sillas de madera del histórica recinto donde los dirigentes obreros, encabezados por Lech Walesa, y la cúpula del gobierno, firmaron los 21 puntos del pliego petitorio que puso fin a la huelga y a las movilizaciones en toda Polonia.

“Aquí, donde estás, en agosto de 1980, el comunismo se dobló por primera vez en Europa”.

Se sabe de memoria los 21 puntos del acuerdo. El número uno, dice, el régimen aceptó la existencia de sindicatos autónomos del Partido. Nació Solidaridad. Se garantizó el derecho de huelga, la libertad de expresión y la libertad de imprenta.

Duró poco, explica: en un año y medio Solidaridad recibió la afiliación de 10 millones de polacos, que es decir la cuarta parte de la población total de Polonia.

Walesa fue apresado, se impuso la Ley Marcial, y quedó prohibida la palabra Solidaridad.

La noche del 12 de diciembre de 1981, el general Wojciech Jaruzelski, al frente del Consejo Militar de Salvación Nacional, cortó todas las conexiones de radio, teléfonos y televisión, los tanques salieron a las calles, corrió la sangre y las cárceles se llenaron de opositores.

Ewa, la guía e intérprete que tiene la virtud de transmitir calidez humana en su puntual profesionalismo, me enseña un folleto con fotos de la época y dice: “Fíjate, las únicas fotos a color son de las visitas del papa Juan Pablo II… Ve, aquí está en la misa celebrada en el barrio obrero de Gdansk. Se dice que fueron dos millones de personas”, en plena época de represión.

“En esos momentos nos sentimos verdaderamente libres del comunismo”, dice como si hablara hacia adentro.

La brecha en el muro comunista ya se había abierto en este lugar en agosto de 1980. La prensa del mundo libre posó sus ojos en Gdansk, en los Astilleros, en el joven electricista de largo bigote que lideró el desafío pacífico al régimen de Jaruzelski. Vino el Papa polaco dos o tres veces. El Nobel de la Paz le fue conferido a Walesa, que no acudió a recibirlo (lo representó su esposa) por temor a que no lo dejaran volver a Polonia.

Por esa brecha abierta en este lugar donde tomo notas, en agosto de 1980 había entrado el vientecillo irrefrenable de la libertad. No salió jamás, ni con la Ley Marcial ni con los tanques en la calle ni con las cárceles llenas de opositores.

En febrero de 1989 se vuelven a sentar, en la Mesa Redonda, y acordaron elecciones libres, prensa libre y pluralismo político. Había caído el comunismo en el primer país de Europa.

Antes de darme la vuelta para salir, veo en la pared pintado el retrato del sacerdote Jerzy Popieluszko, el capellán de Solidaridad asesinado en 1984. Durante todos esos años las estructuras clandestinas de Solidaridad habían seguido operando.

Diez años tardaron, pero vencieron.

Y ahora desde el mar que tenemos junto a nosotros, donde sólo quedan dos mil 500 de los 17 trabajadores que había en los Astilleros, viene un viento con malos presagios. No son los de la libertad.

Traen la pesadilla solitaria de Bob Dylan, que en este caso pudo ser la noche del jueves 24 de febrero de 2022.

“El tiempo pasó y ahora parece que todo el mundo sueña lo mismo…”




Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus




Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса
Мэдисон Киз

Мэдисон Киз одолела Игу Швёнтек в полуфинале Australian Open, отыграв матчбол






Анна Сидевич: куда движется рынок кейтеринга и как можно новосибирской компании развиваться в Москве

Установлено имя солдата, останки которого нашли в Песчанокопском районе

Мосбиржа повысила границы ценового коридора дорожающих акций «ПИКа»

Синоптики пообещали москвичам солнечную и теплую погоду 24 января