Valladolid - Real Madrid: El motivo por el que Rodrygo celebra sus goles como John Cena, de la WWE
Rodrygo fue el primer nombre que se mencionaba cuando se planteaba a quién podría afectar la llegada de Mbappé al Real Madrid. De los tres de arriba, es el que menos jerarquía tiene. El francés es inamovible y Vinicius también se ha ganado ese adjetivo. «Está igual que siempre, y con la sanción puede recuperarse y trabajar entrenando; este descanso lo va a aprovechar en marzo y abril, cuando estará más fresco. No hay que olvidar que con él ganamos la Champions en Londres y en París; es indiscutible, sin ninguna duda», le defendía ayer Ancelotti. Las continuas bajas por sanción del brasileño han hecho crecer los rumores de una posible y aún no vista por ningún sitio estratosférica oferta desde Arabia Saudí.
Vinicius se lleva los focos, las dudas, las admiraciones y los reproches, mientras que Rodrygo pasa mucho más inadvertido porque tiene otro carácter y, por tanto, otro modo de jugar al fútbol. Mientras Vini es volcánico, Rodrygo es tranquilo. Si Vini lo intenta una y otra vez buscando el regate, Rodrygo lo intenta de otra manera. Pero es Vini quien manda en el escalafón.
Rodrygo: once goles y seis asistencias
Así que Rodrygo tiene que ser quien se mueva de banda y aprovechar los partidos en los que puede aparecer por el lado izquierdo, donde se siente más cómodo y juega con más naturalidad. Hoy es uno de esos días. Vini no estará en Pucela ni tampoco el miércoles, en el partido que cierra la fase de Champions en Francia. Rodrygo puede seguir disfrutando. Lo hace desde que marcó en el partido de Vallecas a mediados de diciembre. Desde entonces, no para: lleva ya once goles esta temporada y suma seis asistencias, convirtiéndose en uno de los futbolistas clave en este momento del curso. «Lo que destaca es su continuidad, que no ha tenido en el pasado», explicaba ayer Carlo Ancelotti acerca de su delantero. «Ahora ha marcado goles, ha dado asistencias, ha sido continuo en el juego. Para un delantero es bastante normal tener altibajos, pero si eres capaz de sacar números con continuidad, destacas más», continuaba el entrenador.
Cuando juegan los tres arriba, es a Rodrygo a quien Carlo Ancelotti le pide más trabajo, sobre todo si está Lucas Vázquez en su lateral. Sucedió en el ya casi olvidado Clásico. Rodrygo peleó con ahínco un balón cerca de su área al comenzar el partido y celebró como un gol el robarlo. Pero luego le faltó esa continuidad. Quizás por eso, para darle más libertad, Ancelotti cada vez repite más que Valverde es un gran lateral derecho: «Es un jugador completo y muy importante porque puede cubrir muchas posiciones y en todas lo hace perfectamente. Es muy difícil encontrar un lateral derecho como él, y es muy complicado para mí elegir la mejor posición para él. Hay que elegir su mejor posición para el equipo», recordaba ayer el italiano acerca de su futbolista más polivalente.
La duda con Rodrygo no va a surgir en los partidos en los que, como ahora, no está Vinicius, ni tampoco en los encuentros en los que el Real Madrid es claramente favorito y puede plantear un dibujo descompensado. El problema con Rodrygo llegará en los partidos grandes. Hasta ahora, el equipo de Ancelotti no ha dado la cara en los momentos en los que se le ha exigido de verdad.
Una celebración de lucha libre
Cuando lleguen –el primero es el derbi del segundo fin de semana de febrero–, Rodrygo quiere haber hecho suficientemente bien los deberes como para que el entrenador dude si puede prescindir de un tercer delantero para reforzar el centro del campo o si no puede dejar de contar con él. Si continúa con su papel decisivo como hasta ahora, la decisión de Ancelotti no será sencilla.
En el partido del pasado miércoles en la Champions, Rodrygo marcó dos goles y sorprendió su celebración. Elegir celebraciones, en este fútbol global y entregado al mercado, es tan importante como elegir el número de camiseta o la marca de las zapatillas. No por nada Dani Olmo ha registrado la suya. Desde Mbappé hasta Brahim, los futbolistas tienen un modo de demostrar su felicidad, y Rodrygo había estado tiempo dando vueltas al suyo. Aprovechó este momento de forma para lucirlo: se pasó la mano por la cara como el luchador de wrestling John Cena.
«Es un ídolo de la infancia», contaba Rodrygo cuando le preguntaron por el gesto. «Siempre me gustó mucho verle». Cena lo hacía cuando, en medio de la pelea, conseguía tirar a su rival.