Nuestros antepasados no eran carnívoros como se creía, según estudio: así era su dieta diaria
Un reciente estudio del Instituto Max Planck de Química en Mainz (Alemania) ha revelado que nuestros antepasados, los Australopithecus, eran mayoritariamente vegetarianos, desafiando la creencia de que eran carnívoros. Mediante análisis de isótopos de nitrógeno en el esmalte dental, los investigadores determinaron que estos homínidos, que vivieron hace entre 3,3 y 3,7 millones de años, no mostraban evidencias significativas de consumo de carne. Este hallazgo sugiere que la inclusión regular de carne en la dieta humana ocurrió en etapas posteriores de la evolución.
Este descubrimiento aporta una nueva perspectiva sobre la dieta de los primeros homínidos y plantea interrogantes sobre cómo y cuándo se produjo la transición hacia una alimentación más carnívora. La ausencia de consumo significativo de carne en los Australopithecus indica que la expansión cerebral y otras adaptaciones pudieron haberse desarrollado sin una dependencia inicial de proteínas animales, lo que desafía teorías previas sobre la evolución humana.
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¿Qué métodos utilizaron los investigadores para determinar la dieta de los Australopithecus?
Un grupo de científicos realizó un análisis de los isótopos de nitrógeno presentes en el esmalte dental de siete especímenes de Australopithecus, utilizando esta técnica para obtener información sobre su dieta. El esmalte dental, que conserva trazas químicas relacionadas con los alimentos consumidos por un individuo, proporcionó datos clave sobre los hábitos alimenticios de esta especie. Al estudiar los isótopos, los investigadores concluyeron que no había indicios claros de consumo significativo de carne, lo que apunta a una dieta basada en vegetales.
Esto refuerza la idea de que los Australopithecus dependían de recursos vegetales como frutas, hojas y raíces, adaptándose al entorno disponible en su época. La ausencia de señales químicas vinculadas al consumo de carne podría implicar que, aunque eran omnívoros, su dieta era esencialmente herbívora, marcando un contraste con otras especies de homínidos posteriores.
¿Qué implicaciones tiene este hallazgo para nuestra comprensión de la evolución humana?
Este hallazgo cuestiona la hipótesis ampliamente aceptada de que el consumo de carne desempeñó un papel determinante en los primeros pasos de la evolución humana, particularmente en el desarrollo del cerebro. En cambio, sugiere que los Australopithecus lograron sobrevivir y prosperar con una dieta predominantemente vegetariana, utilizando estrategias adaptativas para explotar los recursos vegetales de su entorno. Este enfoque alimenticio pudo haber impulsado el desarrollo de habilidades motoras y cognitivas relacionadas con la búsqueda, recolección y procesamiento de alimentos vegetales.
Finalmente, esta perspectiva plantea nuevas interrogantes sobre cómo los Australopithecus manejaron los desafíos nutricionales de una dieta basada en plantas, como la obtención de proteínas y otros nutrientes esenciales, y si su capacidad para diversificar sus fuentes alimenticias fue clave para su éxito evolutivo en ambientes cambiantes.
¿Cómo cambia este descubrimiento nuestra perspectiva sobre la dieta de los primeros homínidos?
Este nuevo enfoque nos obliga a replantear cómo los cambios en la dieta influyeron en el curso de la evolución humana. Si los Australopithecus basaban su alimentación en recursos vegetales, esto indicaría que características clave como el desarrollo cerebral, la estructura dental y el aparato digestivo pudieron haberse adaptado inicialmente a una dieta rica en frutas, semillas, hojas y raíces, antes de incluir carne de manera regular.
Este estudio subraya la importancia de analizar las dietas en un contexto evolutivo más amplio, reconociendo que la transición hacia el consumo de carne probablemente marcó un cambio significativo en las interacciones sociales, la división del trabajo y el uso de herramientas, pero que ocurrió en una etapa más avanzada de nuestra historia evolutiva.