Es el Robinson Crusoe más reciente y uno de los náufragos más famosos de la historia. Mucho se ha escrito sobre él, desde que comió sangre de tortuga, hasta el misterio de su acompañante, el cual murió de hambre y sed. Salvador Alvarenga -salvadoreño y residente mexicano - tiene una historia alucinante. Y si su relato es cierto, se trata de una de las odiseas más increíbles nunca contadas. Junto con un acompañante de 22 años de edad, Ezequiel, quien falleció en la travesía tras varios meses, el hombre, que tenía 37 años en 2014 cuando se conoció su historia, recorrió más de 10 mil kilómetros , solamente en línea recta, en una odisea que recuerda a la de Yann Martel, autor de La vida de Pi, una novela que cuenta la historia de Piscine Molitor Patel, un hombre de la India que dentro del propio libro conoce al autor, y le narra desde su propia perspectiva el recorrido más increíble de su vida. Ahí, el hombre consigue sobrevivir durante 227 días en un bote salvavidas perdido en la inmensidad del mar con un compañero de viaje muy especial: un tigre de bengala. Salvador Alvarenga pasó 438 días en una barca diminuta en el Pacífico fabricada en fibra de vidrio y 7,3 metros de eslora. ¿Cómo sobrevivió sin comida ni agua? ¿Cómo enfrentó la soledad extrema y el miedo constante a la muerte? Contra todo pronóstico, este ex pescador salió vivo enfrentándose a tormentas, tiburones y a una soledad que habría vuelto loco a cualquiera. En una entrevista reciente con Judith Tiral , youtuber española y divulgadora que triunfa viajando por el mundo, el náufrago cuenta en algo más de 30 minutos, cómo logró arreglárselas para sobrevivir tras salir una noche a pescar tiburones de Chocohuital en México, en diciembre de 2012, lo que pasó por su cabeza durante todo ese tiempo y cómo fue el momento en que, el motor de su embarcación se averió, y también en el que por fin, tocó tierra firme. Alvarenga dice que sobrevivió gracias a una dieta a base de pescado y aves crudas, así como de sangre de tortuga , orina, agua de lluvia y el sueño de volver a saborear una tortilla, su comida favorita. Explicó que cazó los pájaros y las tortugas con las manos, y precisó que su fe religiosa y el deseo de ver de nuevo a su familia le permitieron no volverse loco. Alvarenga está convencido de que si no hubiera sido pescador habría muerto y que sobrevivió gracias a lo aprendido durante 15 años en el mar. Lo cuenta además en el libro 'Salvador' , escrito por el periodista norteamericano Jonathan Franklin . «Yo me decía que no iba a fracasar. Vivir, comer, no me quise dar por vencido. Le pedía a Dios que no me dejara morir de hambre», repite el pescador, que le cuenta a la divulgadora catalana que «toda la sangre se la chupaba a los pajaritos, y después me los comía». El pescador cuenta cómo su compañero murió de hambre y sed porque le daba asco alimentarse de esta manera, y estuvo «ocho días» con el cadáver en el barco. «Hablaba con él de cómo se sentía la muerte», sostiene.