Las actuales motos hiperdeportivas, que son la base de las que compiten en el Mundial de Superbike, superan holgadamente los 200 CV y los 300 km/h. Lo que no parece tan lógico es que una sport-turismo tenga esas mismas cifras, pero algo así sucedió muchos años atrás, tantos como 30, si nos remontamos al origen de esta historia. Y si nos pusiéramos tiquismiquis podríamos retroceder hasta 1988, con Kawasaki y su Tomcat.
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