A 99 años de la tragedia del Virilla
En 1926, específicamente el 14 de marzo, la Estación del Ferrocarril al Atlántico se convirtió en una morgue improvisada con cientos de muertos esparcidos por doquier.
A las 8:17 a. m., el puente sobre el río Virilla se convirtió en una trampa mortal.
Una excursión en tren a Cartago jamás llegó a su destino. Si bien el conteo de muertos nunca fue oficial, se cree que fueron más de 400, lo que convirtió el percance del Virilla en una de las mayores tragedias ferroviarias de la humanidad hasta aquel momento.
La Costa Rica de polvorientos caminos, de tradiciones y leyendas, se enlutó y se conmovió. Estupor, incredulidad y lágrimas.
En 1926, este era un país de aproximadamente 400.000 habitantes y acababa de perder de un solo zarpazo a 400 de sus hijos, así juntitos. Muchos de ellos eran vecinos de Alajuela, casi todos, de barrio el Brasil, del Coyol, de Canoas, del centro. Otros muchos eran de Heredia.
Cientos de cuerpos sin vida fueron trasladados del Virilla, y desde la Estación del Atlántico, llevado al Hospital San Juan de Dios, donde fueron inyectados con formalina para su conservación e identificación.
Este lugar supo del dolor al convertirse en testigo de unos de los accidentes más grandes del mundo y el mayor de la historia de Costa Rica.
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