El exseleccionador Jorge Vilda ha declarado este miércoles como acusado de un delito de coacciones sobre la jugadora Jennifer Hermoso que su hermano, Rafael, principal testigo de la acusación en su contra, redujo el beso de Luis Rubiales en el medallero de Sidney a «una anécdota» durante la conversación que tuvieron en el vuelo de vuelta a España y que se ofreció a hablar con ella. Vilda, que sólo ha querido declarar a preguntas de la Fiscalía y de las defensas, está acusado de haber presionado a la futbolista a través de su hermano y por orden de Luis Rubiales en aquel trayecto en avión, cuando, según declararon tanto Rafael Hermoso como su amigo y compañero de asiento Victoriano Sánchez, les trasladó que a Jenni le quedaba «poco fútbol» y debía hacer ese favor al presidente de la RFEF por su propio interés. En paralelo, el expresidente del fútbol femenino, Rafael Del Amo, declaró que vio a Rubiales emplazarle a hablar con el hermano. El exseleccionador ha asegurado que quienes han narrado la conversación en esos términos «han faltado a la verdad». «Hablamos un poco de fútbol y lo bien que había estado su hermana, les pregunto por el beso y qué les parecía y él lo tilda de anecdótico, una anécdota, algo sin importancia. Hasta ese momento, todo lo que habíamos vivido allí y en todos los imputs de todo el mundo, allí, esa era la importancia que se le daba. Otra cosa es lo que se estaba dando en los medios », ha declarado. Su versión es que le dijo a Rafael Hermoso «si se podía buscar una fórmula para normalizar la situación y que se hablara de lo verdaderamente importante, que era el campeonato». «No le especifiqué si un vídeo, pero sí salir y hablar o hacer algún tipo de comunicación. Él me dijo que iba a hablar con ella», aseguró a preguntas de la teniente fiscal Marta Durántez . «Falso» es desde su punto de vista que el hermano de la jugadora le avisase de que ella no quería y falso es que fuese a ese asiento por orden de Rubiales. «Fue voluntad propia y esto viene de una reflexión que yo estaba teniendo en mi asiento viendo la relevancia que estaba cogiendo todo en torno al beso sobre todo a nivel mediático y me empecé a preocupar, se le estaba dando muchísima más importancia que al éxito que habíamos conseguido», explicó. En concreto, ha explicado que fue para «trasladarle» su propia preocupación, y nada más: «En ningún caso le hablé de Rubiales y en ningún caso lo hice por Rubiales», ha asegurado. Sin embargo, como le ha recordado la fiscal, sabía que Hermoso había renunciado a grabar el comunicado conjunto porque lo había escuchado sentado en la parte delantera con «conversaciones » que tenía el presidente con su equipo de comunicación. «¿Para qué fue entonces?», insistió la fiscal. «Porque yo lo que quería era normalizar la situación, lo que quería era expresar al hermano, que estaba en otra posición más fría y más calmada que la bola mediática que se estaba formando podía ser negativa. En ningún momento, no lo presencié ni nadie me lo dijo ni del staff ni ningún familiar que se estaba sintiendo presionada. Cuando la vi con la cara un poco cruzada, pensé que todo lo que estaba leyendo en medios no le estaba gustando, igual que a todos los demás», aseguró. Según su relato, «iba a tener un impacto negativo» en las jugadoras y en la selección, «sobre todo en Jenni» y decidió por eso acercarse a ver a su hermano durante el vuelo, que no a ella personalmente, aunque estaba sentada detrás de él en el avión y tenía, según pudo apreciar Vilda, «cara de preocupación» mirando su teléfono móvil. En este sentido, había declarado que conocía a la jugadora desde «hace 17 años» y «nunca» desde el mundial de Sidney ha hablado con ella de lo sucedido. Para el entonces seleccionador, lo que había en aquel avión no era tristeza sino «alegría y jolgorio» por la victoria del mundial. Ha dicho ante el juez que no acudió a hablar con Hermoso porque estaba «con sus amigas, con sus compañeras» más cercanas y «no quería importunarla» . «Después de escuchar a Jenni en esta declaración, porque no hemos vuelto a hablar, que ella realmente se sentía dolida porque yo no le había preguntado ni dicho cómo estaba... Igual tenía que haberle preguntado cómo estaba», ha añadido. Ha aclarado asimismo a la fiscal que acudió a la asamblea extraordinaria que convocó Rubiales el 25 de agosto porque le llamaron del gabinete de presidencia y le dijeron que debía acudir con el staff . Luego, llegaría su cese, el 5 de septiembre. «Después de todo lo que había acontecido no tuve contacto con la jugadora sino prácticamente con nadie», ha comentado.
