"Costos y caos": las empresas de EE.UU. sufren los aranceles de Trump al aluminio y el acero
La amenaza de Donald Trump de imponer grandes aranceles al acero y el aluminio está haciendo mella en la industria estadounidense, a medida que empresas como fabricantes de diversos productos y compañías de petróleo y gas natural se enfrentan a un aumento de los costos de los metales.
Muchos ejecutivos están intentando descubrir formas de mitigar las consecuencias del aumento de los precios, a pesar de que los aranceles del 25% no entrarán en vigor hasta dentro de un mes.
"Hasta ahora lo que prevemos son muchos costos y mucho caos", dijo el CEO de Ford, Jim Farley, en una conferencia automovilística el martes. Añadió que volvería a Washington este miércoles para hacer lobby con los políticos por segunda vez en tres semanas: "Tienen que entender que hay mucha incertidumbre política. Pero mientras tanto nos esforzamos por gestionar la empresa como profesionales que somos".
La presión se debe a que la Casa Blanca anunció el lunes que Estados Unidos impondría aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio a partir del 12 de marzo, como parte de un amplio programa de políticas comerciales proteccionistas que han inquietado a muchas empresas estadounidenses.
EE.UU. es un importador neto de acero y aluminio, por lo que se espera que los aranceles hagan subir los precios en todo el mercado del país. El sobreprecio que pagan las fábricas del Medio Oeste por el aluminio, en comparación con el de Londres, se ha disparado en los últimos días. Y los futuros sobre esta diferencia de precios en cuanto a transporte, impuestos y otros costos para el mes que viene se han disparado un 25% desde finales de enero, según datos de LSEG.
En el caso del acero, incluso las empresas que no importan el metal notarán el impacto de los aranceles, ya que las siderurgias nacionales aumentarán los precios.
Rye Druzin, director de precios del acero para América de Argus Media, señala que los precios empezaron a subir en EE.UU. en las tres semanas después de que Trump amenazara por primera vez con imponer aranceles generalizados a Canadá y México, dos de las mayores fuentes de importaciones de acero de EE.UU.
A su vez, los fabricantes de acero han presionado para que suban los precios. Los futuros sobre el precio de la bobina laminada en caliente -un producto que a menudo se considera un punto de referencia para los precios del acero- han subido alrededor de u$s70 a u$s850 la tonelada desde finales de enero en EE.UU., según datos de FactSet. "Las fábricas están aprovechando al máximo la incertidumbre que rodea a la situación actual", afirma Druzin.
En Coca-Cola, el aluminio y el acero utilizados en latas y botellas representan el 26% de los envases de sus bebidas a nivel mundial. Su CEO, James Quincey, señala que los nuevos aranceles a las importaciones de aluminio podrían obligar a la empresa a utilizar más botellas de plástico. Pero añade que el costo de los aranceles se limitará probablemente a Norteamérica y no afectará al volumen mundial de ventas en 2025: "Es un costo que sería mejor no tener en EE.UU., pero nos las arreglaremos".
Asociaciones y analistas del sector energético han advertido de que los planes arancelarios de Trump podrían frenar su objetivo de incrementar la producción nacional de energía, bajar los precios para los consumidores y fortalecer la fabricación nacional.
La industria depende en gran medida del acero y el aluminio para la perforación de petróleo y gas natural, gasoductos, infraestructura de redes y componentes de energías renovables como turbinas eólicas y bastidores para paneles solares. "Estos materiales no se encuentran fácilmente en EE.UU. Estamos comprometidos a trabajar con la administración Trump en estrategias que eviten consecuencias no deseadas", ha declarado Dustin Meyer, vicepresidente senior de política, economía y asuntos reguladores del Instituto Americano del Petróleo.
Las importaciones de tuberías y otros productos metálicos laminados, utilizados por los productores para perforar pozos, representaron el 40% de la demanda estadounidense, según la consultora energética Wood Mackenzie. Canadá y México representaron el 16% de las importaciones estadounidenses de esos productos el mes pasado.
Nathan Nemeth, analista de Wood Mackenzie, advierte que los aranceles "podrían generar una nueva inflación de los costos". Y David Gitlin, CEO del fabricante Carrier Global de Florida, declaró el martes que la empresa estaba segura de haber mitigado el impacto de los aranceles sobre el acero y el aluminio, pues ya se había asegurado el acero que necesitaba en Norteamérica para este año. Carrier fabrica sistemas de calefacción y refrigeración y provocó el enojo de Trump en su primer mandato debido a sus planes de trasladar algunos puestos de trabajo a México.
Según Gitlin, los aranceles generales a los productos mexicanos perjudicarían más que los aranceles sobre los metales, pero Carrier está considerando ajustar los precios y la forma en que trabajaba con los proveedores, así como incrementar la producción estadounidense: "No es la primera vez que nos enfrentamos a aranceles. Nos estamos apoyando en nuestras fábricas en EE.UU."
Ejecutivos de LCI Industries, una empresa de Indiana que fabrica chasis y otras piezas para vehículos, dijeron el martes que los aranceles sobre los metales, más el arancel adicional del 10% a los productos chinos anunciado la semana pasada, "son una sobrecarga que podría hacer mella en nuestros márgenes de beneficio". La empresa espera minimizar el impacto de los aranceles repartiendo el costo entre proveedores y clientes, pero reconoce que la situación general es de incertidumbre. "Por desgracia, las cosas cambian cada día. Así que podrían surgir noticias en el frente arancelario que no esperamos en este momento", señala Lillian Etzkorn, directora financiera de LCI.