«Yo lo que no puedo entender es que no expliquemos las cosas». El lamento sonaba este miércoles con estruendo en un peso pesado del PSOE, pero lo repetían, palabra arriba o abajo, otros muchos. Del estupor del martes y el enfado con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, se pasó en apenas veinticuatro horas a un reproche interno por la gestión de la que ya se conoce como la 'crisis del SMI', el acrónimo del salario mínimo interprofesional que el Consejo de Ministros subió el martes en cincuenta euros mensuales, pero sin eximirlo de tributar el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), como insiste en reclamar Sumar, y podría apoyar en el Congreso el PP, en una alianza...
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