Amenazan con la pena de muerte
Paco Ignacio Taibo II, director del Fondo de Cultura Económica y uno de los activistas más polémicos del actual régimen, ha rebasado todos los límites al plantear la aplicación de la pena de muerte por fusilamiento a todo mexicano que manifieste su apoyo al presidente de los Estados Unidos Donald Trump, en su interés por terminar con los carteles de narcotráfico en México.
En una entrevista que muy pocos vieron en directo, el español naturalizado mexicano argumentó a Sabina Berman, conductora del programa, que todo aquel mexicano que apoye al presidente de los Estados Unidos es un traidor a la patria, que aún hay mucha arena en el cerro de las campanas en donde fue fusilado Maximiliano. A pregunta de la entrevistadora sobre la sanción, Paco Ignacio Taibo II dijo que el delito de traición a la patria aún existe y que es la pena de muerte la sanción indicada para ese tipo de delitos.
El planteamiento del escritor hispano-mexicano ha provocado todo tipo de reacciones en la opinión pública, medios de comunicación y redes sociales porque es del conocimiento de todos que en el México del siglo XXI, la pena de muerte no existe como una sanción aplicable y que inclusive, cuando aún existía la Comisión Nacional de los Derechos Humanos como un organismo con peso específico en el debate nacional, se estableció que la pena máxima dista mucho de resolver algún problema y violenta el derecho fundamental a la vida.
La discusión sobre la pena de muerte no es algo nuevo; es un tema que por temporadas aparece en el debate nacional y finalmente desaparece al llegar a las mismas conclusiones. Recuerdo que uno de los principales activistas en favor de la aplicación de la pena capital fue el periodista José Gutiérrez Vivó que, en la década de los 90, realizó una gran cantidad de mesas de análisis en su programa informativo radiofónico en donde se planteaban las ventajas y desventajas de aplicar una pena de esa naturaleza.
Han pasado casi 30 años de aquellos intensos análisis sin que la pena de muerte sea aplicada como una alternativa para reducir delitos graves que posiblemente en otras partes del mundo sí lo ameritan.
La conclusión en México es que no se puede aplicar una pena irreversible como la muerte debido al impacto que significaría para el gobierno el de cargar con la vida de personas, y qué decir del nivel de corrupción del sistema de procuración de justicia que llevaría al patíbulo a personas inocentes mientras que los verdaderos responsables de algún delito se mantendrían impunes.
La amenaza de Paco Ignacio Taibo II, de matar a los que apoyen a Donald Trump, quien se mantiene en su idea de acabar con los carteles de la droga a quienes considera como terroristas, ha rebasado todos los límites de decoro político. Es una posición insostenible para la llamada cuarta transformación y debería ser un elemento de preocupación para la presidenta Claudia Sheinbaum ante el tipo de mensajes que integrantes de su gobierno envían a la opinión pública.
Hasta el momento, la presidenta mexicana no se ha pronunciado sobre los dichos de su director del Fondo de Cultura Económica; sin embargo, la presidenta Sheinbaum no debería echar en saco roto el condenable pronunciamiento de Taibo, ya que amenazar de muerte a quien piensa distinto debería ser motivo de una disculpa pública y la separación del cargo.
Pero eso no va a suceder. Francisco Ignacio Taibo Mahojo es un hombre que se siente protegido por el poder; más aún, se sabe protegido por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, de quien dice ser su amigo íntimo.
Se siente protegido por la presidenta Claudia Sheinbaum y esas son las dos razones por las que se asume con la libertad de pronunciar semejante aberración. Seguramente dentro del gobierno de la actual presidenta no hay preocupación por lo que dice un hombre con ese nivel de educación tan básico, pero el asunto no debería tomarse tan a la ligera, porque si bien la pena de muerte es una sanción inexistente dentro de nuestro marco legal, lamentablemente sí hay quien la ejerce y ese es el crimen organizado.
Aun con las inverosímiles cifras oficiales sobre baja en delitos de alto impacto, mexicanos son ejecutados por no pagar rescates, por no pagar extorsiones o por simples venganzas. Hoy las fiscalías tienen torres de expedientes de casos de “penas de muerte” que terminan sin solución y en el olvido. En México, esos grupos que Donald Trump busca combatir y eliminar, como dice el memorándum de la Casa Blanca, son los únicos que aplican la pena de muerte.
Paco Ignacio Taibo II debe aclarar si habla y amenaza en nombre de esos grupos o si simplemente alardea por la posición que ocupa; en ese caso debería pedir perdón de manera pública.