El Sheriff y la Guardia Civil

A la paz suele acontecerle lo mismo que a la libertad, quienes más proclaman quererlas suelen acabar con ellas. Estados Unidos está ahora en manos de amantes de la paz y la libertad así que ambas afrontan un peligro inminente. La diatriba del vicepresidente JD Vance ante sus supuestos socios y aliados en la conferencia de Múnich sólo ha supuesto un paso más en la escalada.

Primero fue la lista de invitados a la coronación del tirano, donde mostrarse visceralmente antieuropeo parecía el requisito de admisión. Después ha llegado la declaración de guerra comercial guiada por el principio del “veo, veo ¿qué ves? Un arancel y ¿qué arancel es?”. Ahora, ya sin tanta diplomacia ni medias tintas, ha emergido la identificación del verdadero enemigo a batir: la Unión Europea y todo -bueno o malo- cuanto representa.

El vicepresidente ilustrado de la administración Trump no ha podido decirlo más claro. La verdadera amenaza para la democracia reside en el modelo de democracia liberal que representa el proyecto de la Unión Europea: un conjunto de instituciones representativas vinculantes que expresan y ejecutan la voluntad popular y un sistema político y legal que garantiza los derechos individuales. El peligro real para la libertad reside en las leyes que obligan por igual a los gobernantes y a los gobernados y previenen que la mayoría aplaste al peso a la minoría o los derechos de las personas. El riesgo real para la paz se esconde en la negativa a atender las demandas de los más fuertes.

Afortunadamente, la administración Trump tiene la solución y está dispuesto a exportarla por un módico precio, sean tierras raras o playas ideales para resorts. Una democracia que puede ser subvertida con millones de dólares y warfare informativo no constituye una democracia que merezca la pena. Una democracia donde las instituciones independientes, los cuerpos legislativos o los tribunales pueden limitar el poder de quien ha obtenido el voto de la mayoría, sabe cuál es la verdadera voluntad popular y sí nos representa sólo puede ser una democracia corrupta capturada por sus elites.

La democracia liberal conforma un artefacto diseñado para prevenir que se cumpla la voluntad del pueblo y que no nos representa. Desmontarla por completo es el camino para la verdadera libertad y la paz duradera. Siempre hay un culpable para todos nuestros males, solo había que saber encontrarlo.

Esto no va solo de aluminio, acero y coches. Esto va de ideas y modelos de sociedad. Igual que la guerra de Ucrania no iba ni va únicamente de Crimea y del Dombás. Vladímir Putin y Donald Trump actúan guiados por la misma aversión a la democracia liberal y la nostalgia de dos imperios. La UE es la rival por batir y Alemania será la siguiente batalla y por supuesto que intervendrán cuanto puedan en el proceso electoral alemán, por tierra, mar y aire y por cualquier medio necesario.

No es un arrebato. Es una estrategia. No se desbarata sola. Derrotarla exige movilizar los recursos de nuestras democracias, cambiar las estructuras de la UE y comprometerse con los valores que pretenden demoler. Hay un nuevo sheriff en Washington, sentenció el vicepresidente Vance. No van a parar hasta que alguien les explique en el único lenguaje que entienden que, aquí, somos más de Guardia Civil.